VIENTRE EN ALQUILER ¡ACTUALIZADO!
Fragmento introductorio
¿Qué estás haciendo aquí? —Mi voz sonó fría, enojada y eso me agradaba —Creí que hablaría con el presidente de esta corporación
—Lo tienes frente a tí, Lauren—dice sentándose en la silla presidencial, dejándome sin aire en los pulmones y con el corazón latiendo a mil por hora, esto debía de ser un error. —Yo soy el dueño de esta empresa y de ahora en adelante también soy tu jefe.
—¡No! Esto es un error —le digo mirando aquellos ojos que un día amé —Jamás trabajaré para tí… Ni de coña lo haré, ¿Me escuchaste?
—Por lo que veo sigues siendo la misma chica inmadura de 18 años, creí que con el tiempo olvidarias lo que sucedió y seguirías con tu vida —dice dando un golpe a mi malherido corazón, dejando que el odio crezca en mí.
—Te equivocas en eso, esa chica se fue aún abismo y todo por un cobarde como tú —le respondo con una sonrisa torcida al ver cómo endurece el ceño —Esto fue un error, lo mejor es que me vaya y olvidemos que alguna vez nos vimos.
Tenía que salir de aquí cuando antes, no podía permitir que su rostro volviera a aflorar todos aquellos recuerdos que trate de encerrar en un cajón, no podía permitirme volver a caer y menos ahora que mis padres me necesitaban cuerda, sabía muy bien que necesitaba este trabajo pero no con él como mi jefe, esa sería la peor de las estupideces.
—No puedes irte, tienes un contrato con esta empresa —dice enseñándome el estúpido contrato que firme y el cual le arrebato con furia, rompiéndolo en sus narices.
—Toma esto como una renuncia —suelto dejando caer los pedazos de papel en su escritorio.
—¡Lauren, espera! —grito tomándome del brazo, haciendo que una corriente eléctrica recorra todo mi cuerpo —No te puedes ir, tengo algo importante de lo cual hablar conmigo.
—Pues por mi parte no tengo nada más que decir, así que no pienso quedarme a escucharte y menos a trabajar para tí —Me suelto de su agarre pero él no me deja ir.
—Es algo que te ayudará con la situación que están atravesando tu familia, algo que si aceptas cambiará tu vida.
Yo lo miro confundida ¿Él como sabía por lo que estábamos pasando?
—No sé de qué hablas, mi familia está muy bien y no necesitamos nada de tí, así que ahórrate tus palabras.
Sus manos tocan mi rostro deslizando su pulgar por mi cuello, haciéndome recordar todo lo que vivimos, dejándome llevar por los buenos momentos…
«¡No!» me dije a mi misma alejándome de él, no podía volver a caer en su encanto, no cuando sabía cómo terminaría si lo hiciera.
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