Mi querido leñador

Cuando rompes con tu pareja después de tantos años y decides empezar de cero, recuerda: primero tomate un café y revisa el combustible de tu coche.
Cuando el estrés te convierte en un monstruo incapaz de respirar, lo mejor es perderse en un pueblo escondido entre bosques y aprender a vivir como un ermitaño. Siempre y cuando no aparece una mujer.
Y cuando el amor aparezca —inesperado, terco y luminoso— no dudes: atrévete a buscarlo, aunque tengas que desafiar al destino.