RECOMENDACION ESPECIAL
UN FRAGMENTO DE LO QUE LEERÁS.
Ella se limpia y sonríe como si se animara a sí misma, aun su estado de ánimo me provoca de tenerla en mis brazos, estrujarla lo más fuerte que soporte, hacerla gemir y llorar, pero de deseo y pasión, esos labios rojos morderlos y enseñarles que soy su único dueño.
—¡¡Andrés!! —qué carajos dijo, miro sobre mis hombros siguiendo la dirección de sus ojos.
—¿Quién es él?
—Un compañero de la universidad. Un buen amigo mío —el tipo se nos acerca al verla, se aproxima con una sonrisa estúpida, mi humor ha cambiado.
—¡Tiffany! Qué suerte la mía encontrarte aquí.
—Hola, Andrés.
—¡Aprovechando verte, bailamos una pieza! —copeo el vino que aún tengo en mi copa, ella me ve apenada.
—Estoy hablando con el señor, ¡Lo lamento! En otro momento será.
—¿Los puedo acompañar? Es que mis amigos ya pasaron la línea de la razón.
—Es privado jovencito, ella está conmigo, puedes marcharte. —le expreso sin expresión en mi rostro, me está hartando su confianza con ella.
—¡Nos vemos mañana en la universidad!
—Como quieras, preciosa. Te espero donde siempre. —él me da una mirada de advertencia, la cual contraataco con una de no te metas con ella. Él entiende mi mirada. Muy astuto el jovencito.
—Está bien, hasta mañana. —ella se toca el cabello y se lo coloca detrás de la oreja, acaso le está coqueteando, sobre mi cadáver.
Cuando el imbécil se fue, ella me sonríe, quiero tomarla ahí mismo, ella me está provocando molestia, como se atreve a coquetear en mi presencia a otro tipo. No quería jugar sucio con ella hoy, pero me ha provocado, le hago señas al que sirve las copas, sabe lo que quiero, ella quiere rechazarla, trato de ser sutil, levanto mi copa para que brinde conmigo y es de esa manera que la hago beber. A los minutos ella se siente desorientada.
— ¿Qué le pasa señorita? Le puedo ayudar.
—Me siento mareada, puede decirle a mi tía que nos vayamos a la casa, me excedí sin darme cuenta.
—Desde luego, vamos, ella nos alcanzará afuera.
En eso se desmaya, la tomo entre mis brazos y la saco por la puerta trasera, la subo a mi auto, le ordeno al chofer que nos lleve a mi casa, ella va sentada en mí, su trasero vibra en mi erección, haciendo que se rocen. Al llegar a mi casa, la subo a mi alcoba, la deposito en mi cama, me quito la ropa tomándome mi tiempo, ella se remueve en la cama queriendo despertar, la droga es solo para calentarla.
Recobra la conciencia de a poco, le he vendado los ojos y amarrado sus manos para evitar que me vea y se quite el pañuelo de sus ojos, aún no debe saber mi identidad. Me acuesto a su lado. Trato de no hablarle, ella está despertando en este momento, su cuerpo necesita atención porque la quemara por dentro si no se libera, hay pequeña, todo es tu culpa, hoy pensaba dejarte tranquila, pero me provocaste con ese tipo. Fuiste muy traviesa al coquetear con ese imbécil, has sacado mi lado malvado, tú tienes la culpa de sacar lo peor de mí.
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