*Capítulo 6*

Adrián

-No puedo creerlo, jefecito- José zapatea dando vueltas en su lugar.

-Es que ese hijo de su señora madre, quien lo viera… con razón la princesa, lo mirada como boñiga… como bosta… ¡Aishh! No soporto a la tercera edad- reclama José exasperado, al notar que no entendimos sus referencias.

-Mira Josefina, mas tercera edad serán las bragas de tu abuela- mi madre le reclama apuntándolo con su dedo.

-Hijo, la vi… esta hermosa y mi bisnieta es…- habla mamá explicando su viaje.

Al principio me negué, porque no quería ilusionarme, pero si mi hija estaba viva la quería conmigo.

-Doña Clarissa, todavía no entiendo, como no terminaron de sacarle el alma al hijo de su señora madre de Roberto- se queja José, al recordar la paliza que le dio con un bate.

-Sabes que si quería, pero es que mi bisnieta es más rápida y me quito el bate, porque o termino con el hombro luxado o al idiota esa sin alma-

-Se pueden calmar los dos- les pido dejando los documentos que me entrego la señorita Mendoza, con todo lo relacionado al caso de mi pequeña.

-Después solucionamos lo que hizo Roberto y su padre… y como le sacamos el alma, el DNI, las cuentas y lo que sea… lo importante es que quiero recuperar a mi princesa- pido y ambos toman asiento.

-Bueno, Cata esta muy bien de hecho, sólo que por la amnesia disociativa que posee, no recuerda nada antes del accidente- la abogada, recalca y mis ilusiones caen al piso.

-Es verdad, ella no nos recuerda, pero nada… eso fue algo doloroso, el que no te reconociera, pero ahí estaba mi nieta querida- sus ojos se humedecen, ante el recuerdo.

-Así es Doña Clarissa… nos costo dar con ustedes, por lo mismo, además que el auto como ven en el informe, fue dado como desecho y no se encontró ningún documento completo, sólo un trozo incompleto de proceso de adopción con el nombre de Catalina, es lo único real en ella, su nombre- nos explican, generando más preguntas.

-Espera… ¿dijo proceso de adopción?- José se adelanta a la pregunta que me rondaba en la cabeza.

-Ahh, sí Catalina es madre adoptiva, hace unos meses, le generación la adopción, ya que el proceso estaba paralizado, por su hospitalización y se estabilizaba económicamente-

-Josefina, si no prestas atención, no deberías estar aquí, tengo dos horas explicando la maravilla de bisnieta que tengo y tu que estabas haciendo, ¿sudokus mentales?- madre le da con su palma detrás de la cabeza.

-Y tampoco, pienso repetir, como es su familia, tengo muchos nietos nuevos y hasta un perrito que se cree humano… hijo tienes que ir y conocerlos a todos y Mateo es… ,al encarado, pero es bellísimo y se ve que ama a mi nieta como…-

-¿Perdón?- inquiero sorprendido, porque esa parte de la historia no la conocía.

-Así es, Mateo Johnson, tiene una relación… Mmm, creo que es mejor que ellos se la comenten- la Señorita Mendoza, buscando en su teléfono una imagen y me la muestra.

Es mi pequeña, pero se ve distinta, se ve feliz, abrazada de una joven haciendo cara graciosa… no puedo evitarlo y sonrío, sosteniendo fuertemente el teléfono ya que mis manos tiemblan.

-¡Ahh! jefe, no sé ponga así- José me tiende la caja de pañuelos.

-Pero si esta monísima la princesa- él comienza a pasar fotos y la Señorita Mendoza, habla con él.

Siento a Mamá sentarse a mi lado y sostener una de mis manos que no ha dejado de temblar.

-Hijo, mírala… diseña su ropa- señala al verla dentro de un taller de costura -¿recuerdas la caja que conseguiste en su habitación?-

Me pregunta, levantándose y a los minutos regresa con la caja. Me la coloca en el regazo y le devuelvo el teléfono a la abogada. Al abrir ella, exclama y se tapa la boca con la mano.

-Por Dios, Cata hizo eso-

-Disculpe no entiendo- indago al no entender de lo que habla.

-Ese boceto de ahí- señala a la caja -ese vestido lo hizo, es uno muy lindo, le pregunte ¿por qué lo había hecho?... y me dijo que no sabía, que simplemente había aparecido en su cabeza-

-Cata es una excelente diseñadora, tiene muy buenos clientes y tiene un taller en casa de los Johnson-

-¿Los Johnson?- pregunta José, volviendo a quitarme la palabra, giro, fijando mi mirada en él.

-Aishh, jefe no me mire así… ya me voy más bien, permiso- se excusa saliendo del despacho, ante de que Mamá le lance la taza de café, por no prestar atención.

-Yo desconocía de esto- señalo la caja -ella desde hace unos años se volvió un poco distante y fría- expiro pesadamente recordando esa época.

-Si, en esa etapa de emo, no me importa nada fue que decidió casarse con el tarado de Roberto-

-¡JOSÉ!- lo miro, que se ocultaba detrás de una planta y muy mal, por cierto, porque era un helecho y se veía todo.

-¿Qué?, es que venia a preguntar si no querían algo más de tomar o comer- inquiere inocentemente.

-No gracias, la cena es la que deberías hacer- mi madre responde tajante y mal humorada.

-La veía a través de esa ventana- señala al lado derecho, al ventanal que da a un costado de la casa.

-Sentada dibujando, pero no entendía que era, y cuando me acercaba, cambiada de tema y escondía sus dibujo o simplemente me respondía vagamente… cuando termino la carrera de diseño, pero que a eso se dedicaría, pero decidió trabajar conmigo y ahí todo cambio-

-¿En serio? Cata trabajando en una oficina, bajo horarios, código de vestimenta… wow, realmente parece otra Cata- dice la Señorita, como pensando o imaginándose la situación, la vemos sacudirse la cabeza como negando.

-Bueno, igualmente, necesito una muestra de usted- me señala -para la confirmación de ADN-

-Pero, ella es mi pequeña Catalina, estoy seguro, ya mamá hablo con ella y no…- afirmo limpiando mis ojos.

-Lo sé, pero son procedimientos netamente legales… según la ley Catalina Sáenz, está muerta, debemos demostrar lo contrario, aquí está la dirección y nombre del laboratorio, ya tengo la muestra de Catalina, sólo faltaría la de usted para hacer la confirmación, el procedimiento es largo, pero tenemos contactos y será rápido- comienza a explicar otras sospechas y no me está gustando nada.