Capítulo 5- Huracán en la emesis del Lago Wish

La vida es dolor, es llegar a este mundo completamente inocente, muy inexperto, es volar y caer, aprender y superar lo que has experimentado, como una nueva arma de supervivencia en tu cerebro, y una nueva cicatriz de sabiduría en tu corazón.   

Ponerte a ti mismo antes que los demás, muchas veces sonará un tanto egoísta, pero tienen que entender que, para ayudar a otros, primero tienen que estar en paz consigo mismos, esa era una de las razones por las que Alex estaba aquí.

— ¿Todo esto se encuentra dentro de mi cerebro? —les cuestiona Alex mientras sigue avanzando a paso largo.

— ¿Por qué la duda? —le responde Arol con una pregunta. Ríe leve.

—Es demasiado grande —responde ameno

— ¿Qué esperabas? —suelta Fénix. — ¿Un cuarto de tres por dos? —enarca sus cejas. — ¿Acaso desconoces la capacidad de tu cerebro? —sigue cuestionando

—No la desconozco. —contesta este torciéndole un poco los ojos a Fénix. —Es solo que todo esto se siente muy extraño. —alza sus hombros. —Díganme. Exactamente a dónde vamos

—Al mar de los recuerdos —le responde Arol sin detenerse ni girarse a mirarlo.

— ¿Y dónde queda eso? —mira a ambos de forma alternada. Se mantenía en medio de ellos dos.

—En la ciudad madre. —contesta Fénix. —Ahí se encuentra tanto el mar de los recuerdos, como la sala de juicios y la torre de control suprema. —este lo mira. —Es hermoso

— ¿Y ahora dónde estamos? —llegan a la orilla del camino.

A partir de ahí, el camino desciende un poco. Un suelo arenoso, grisáceo, con un lago que desciende desde lo alto.

—En la emesis del Lago Wish. —le responde Arol. Alex observa el panorama con gran asombro. —Esto puede causarte un poco de nostalgia, mantén tu mente abierta. —añade y sin más que decir ni esperar a que responda, este comienza a descender.

— ¿Por qué nostalgia? —se apresura a preguntar. Sus pies se hunden en la arena apenas y desciende. Lo siente muy reconfortante.

—Restos de sueños muertos descansan en esta zona —le contesta Fénix. Siguiendo el paso de Arol.

—Sueños que he olvidado. —afirma Alex con cabeza gacha.

—Que has olvidado, que has dejado morir, por los que has tirado la toalla, en fin, tristes desaires. —Arol se detiene en seco y lo mira serio.

— ¿Quieres dejar de ser tan parlanchín? —le dice algo disgustado

— ¿Y a ti qué te pasa? —escupe en tono hosco. — ¿Por qué me hablas así?

—Porque estamos en otra zona vulnerable y lo último que queremos es que Alex tenga otra crisis mental —responde firme

— ¿Disculpa? —lo mira de frente. Enojado. —No creí que la sinceridad estuviera prohibida, y menos aún por nosotros

—Hay cosas que es mejor que no se sepan —añade Arol

— ¿Ósea que prefieres que le mienta y le diga que todo está bien?, ¿que todo es color de rosa?, ¿una luna de queso y un cielo azul? —suelta rápido. Irónico y fuerte. —La persona que más cuida de su estabilidad emocional debería ser la primera en mostrar honestidad

—Hablas demasiado y lo último que necesita es que su mente se sature. —se defiende Arol. La paciencia de Alex estaba llegando a su fin. Se encontraba en el medio de esa discusión.

—El haber llegado primero no significa que tengas el control de todo. Quieres gobernar su vida, su forma de vestir, su forma de actuar, hablar y demás, todo tiene que ser Arol —añade con disgusto

—Yo no tengo la culpa de que mi forma de ser le resulte más atractiva que la tuya

— ¡Ay por favor! —exclama Fénix con voz fuerte— ¿Atractiva? —repite, irónico. — ¿En serio utilizaste esa pablara enciclopedia compleja? —Arol lo mira con enojo. —Tu persona luce como todo, pero jamás atractiva. —le dice a los ojos. —Es aburrida. Es solitaria. Apenas y permites que haya gente a tu lado

—La perfección es un estado imposible de alcanzar por naturaleza, pero la falta de visión es algo que vuelven imposible, y tú has hecho un excelente trabajo con ello —contesta Arol engreído   

—Excelente trabajo el que he hecho con su estabilidad económica. —agrega Fénix. — ¿Porque qué crees? —exclama sarcástico. —He sido yo y mi talento quien le ha dado el sesenta por ciento de su fortuna, y es mi dinero el que sostiene a la Fundación RihanaJuanse  

—Por favor, ¿crees que a Alex le interesa el dinero? —lo mira incrédulo. —Yo diseñé su casa. Uno de sus más grandes sueños, en ella incluido tu santuario

—Muy bien genio de la imaginación, pero dime ¿qué dinero financió todo ese proyecto?

—Le das demasiada importancia al dinero

—A mí el dinero me vale madres, solo trato de hacerte ver quién ha hecho más por él

— ¡BASTA! —exclama Alex con voz sumamente fuerte— ¡BASTA CARAJO! —los mira con repudio. Su respiración se ha acelerado, está muy enojado, y su expresión lo transmite al cien por ciento. — ¡Estoy cansado de toda esta situación! —les dice a los ojos. —Estoy cansado de siempre estar obligado a estar en medio de ustedes dos. Me tiene harto su estúpida persistencia a ponerme entre la espada y la pared, a obligarme a elegir entre uno y otro cada vez que se les presenta la oportunidad. —suelta con gran exasperación. —No puedo inclinarme un poco a ti —golpea sutilmente el pecho de Arol—porque enseguida tú te ofendes. —mira a Fénix. —Y no puedo caminar un poco más hacia tu orilla porque enseguida tú crees que comienzo a actuar más como Fénix. —regresa a Arol. — ¿Negro o azul?, ¿rojo o rojo?, ¿cabello corto o largo?, ¿formal o extravagante?, ¿cómico o serio? —parlotea este. — ¡¿Qué no entienden que no puedo elegir?! —les grita con gran enojo. — ¡Hago lo mejor que puedo para resaltar las cualidades de cada uno! —pasea su mirada por ambos y camina un par de pasos hacia atrás. —Si eso no es suficiente —disminuye un poco el volumen de su voz—entonces ya no sé qué chingados esperan que haga. —levanta sus brazos un poco y los extiende en el aire. Comienza a caminar a la orilla del lago. El caudal de este era moderado.