Carta 16

Te escribo para contarte lo que ha pasado estos últimos días, aunque no se si recibas mis cartas… 
La última vez que te he escrito te comenté que iríamos a las oficinas a averiguar sobre tu paradero. ¿Sabes que nos dijeron? Que no podían darnos información alguna porque ninguno de nosotros era familiar directo tuyo, ni siquiera quisieron decirle algo a Lucas, sabiendo que él estuvo en campo contigo mucho tiempo. Esa misma tarde, cuando estábamos a punto de volver a casa sin esperanzas y sin novedades sobre el tema, se puso en contacto con nosotros, decía ser el teniente Jones. Nos dijo que fue el quien te había citado allí hace dos o tres meses atrás. 
También nos contó que él había viajado contigo, pero que tres días antes de volver los atacaron, lo que hizo que tuvieran que dispersarse para poder salvarse, algunos pudieron ser extraídos del campo de batalla a las horas del ataque, otros no llegaron al punto de encuentro pactado en caso de emergencia. Cuando el helicóptero de rescate estaba despegando uno de los edificios cercanos estalló. Desde ese momento, la comunicación se perdió completamente. Nadie supo más nada de ti, ni de tus cuatro compañeros también desaparecidos. 
Cuando el teniente Jones hubo finalizado su relato, con Lucas no supimos cómo reaccionar, nos mirábamos y aunque ninguno dijera nada, todos pensábamos lo mismo. Habían sido cinco valientes soldados caídos en el campo de batalla, o eso era lo que se suponía, nadie podía estar seguro. Pero de lo que si estábamos seguros con Lucas es de que esto no íbamos a superarlo fácil. 
Finalizando el encuentro de esa tarde, el teniente nos pidió que no dijéramos nada acerca de lo que nos había contado, pero que, si llegaba a tener novedad alguna, por mínima que sea, nos lo iba a hacer saber. 
Hemos vuelto a casa después de eso. Guardando silencio durante todo el camino, ambos absortos por nuestros pensamientos, pensamientos dirigidos hacia ti. 
Ahora solo me queda rezar por ti, y rogar que donde quiera que te encuentres, estés bien.

Con mucho amor, Mary…