Episodio 8 - A futuro

Episodio 8

A futuro

En alguna parte de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, a pesar de ya estar a mediados de noviembre todos los noticieros hablaban de un tiroteo que había ocurrido cerca de Retiro, en la calle Peatonal Florida, un policía de la ciudad que había perdió el control. Nadie entendía lo sucedido, solo “sabían” que un oficial de policía era culpable de haber herido a cinco civiles y matado a dos personas con su arma reglamentaria, el policía en cuestión estaba siendo interrogado en una comisaría más cercana de la zona de los hechos.

“¡Les digo que yo no lo hice!” –Responde el policía acusado con un tono preocupado y al mismo tiempo ya cansado, con las manos abiertas hacía adentro pidiendo que por favor, lo entiendan.

“Todas las cámaras dicen lo contrario y le podría decir lo mismo a cada uno de los testigos, explique lo que paso ¿Por qué hizo eso?” –Contesta el perito que está interrogando.

“No lo hice, no era yo, era otra persona, me veía a mi haciendo lo que “hice” pero no tenía el control.”

“¡Suficiente! Vení acá.” –Exclama un hombre que estaba fuera de la habitación donde hacían el interrogatorio.

El perito que estaba haciendo el interrogatorio sale de la habitación.

“¿Sabes la pregunta que me hago yo? ¡Cómo carajo alguien con desequilibrio mental llego a ser oficial!” –Pregunta el Perito, furioso por no sacar nada en semanas.

El hombre misterioso estaba aquí por algo, así que no se iba con rodeos;

“Controla tu vocabulario ¿Podrías dejarme a mí?”

“Bueno, está bien, discúlpeme.” –Dice en un tono más tranquilo al darse cuenta el rango del hombre que tenía en frente, siendo mejor no hacer preguntas y simplemente asentir.

El policía acusado escuchaba lo que decían. Pero al escuchar la puerta abrirse vuelve a mirar a la mesa, de reojo ve a un señor adulto y canoso, que toma asiento y lo mira a él.

El hombre le dice:

“Soy Oscar López, Comisario ¿Podrías decirme lo que paso?”

“Les estoy diciendo que no fui yo, pero no me creen, le juro que no estoy loco, que alguien se metió en mi cuerpo para hacer lo que hice.”

“Cuente.”

“¿Usted… Me cree?”

“Cuente.”

“Yo estaba de servicio, de pronto alguien me dijo “Che”, cuando lo mire, me empecé a ver a mi mismo en los ojos de otra persona, vi como yo sacaba el arma, sacaba el seguro y empezaba a disparar, pero no era yo, no entendía que pasaba, luego, cuando todos salieron corriendo, me miro a mí, es como que yo me vi a mi mismo, digo- yo me mire a mí, fue... Raro, pero regrese a mi cuerpo, y cuando volví a la normalidad, vi a una sola persona que se quedó mirándome, como si hubiera sido esa persona, y salió corriendo.”

“¿El mismo que lo había llamado?”

“Sí.”

“Por casualidad ¿Cómo se veía esa persona?”

“Era un joven de pelo corto castaño…. Vestía con… no sé si era una remera o una camisa y jeans.. sus ojos eran marrones. Bueno, por lo que digo podría ser cualquiera.” –Remarca Nico mientras se rasca la cabeza.

“Por casualidad ¿Era él?”

Oscar saca una foto reciente de Lucas Blanco, sacada por un amigo de Oscar que está encargándose de vigilar a Lucas de cerca.

El policía ve la foto con detenimiento, señala y dice.

“Creo que sí.”

“¿Por qué hizo eso? Digo, disparar a esa gente, no parecía conocerlos y nunca tuvo ningún vínculo con nadie de esas siete personas.”

“¿Él?”

“Usted.”

“No lo hice, nunca haría algo así, no sé qué paso.”

“Mira, Ex-Oficial Nicolás… Este joven se llama Lucas Blanco, presencio varios suicidios y accidentes, y mira, ahora presencio un tiroteo, al principio pensaba que tenía algún tipo de manipulación para llevar a ciertas personas al suicidio o a cometer actos ilícitos, pero usted ¿Por qué mataste a esas personas? ¿Qué gana con ello? No encontramos nada en los mensajes de su celular, tampoco transferencias bancarias, tampoco está loco y resulta difícilmente afirmar que puede ser por extorsión, nunca fui de creer en lo paranormal, así que dígame con detalle absoluto todo lo que sucedió si querés que te crea, justo como viene contando hasta ahora.”

“Está bien. Puede que haya estado en su cuerpo, porque pude moverme, pero era raro, no era solo que me veía, era otra persona, es más, creo que era ese tal Lucas.”

“No me corresponde porque esto no es un caso de la comisaria de la que yo trabajo, pero te digo que he visto las cámaras de seguridad, no es la primera vez en la que Lucas Blanco es testigo y no hace nada por llamar por ayuda en un caso como este, si usted dice la verdad, creo que ya sabemos porque Lucas logra hacer lo que hace.”

“¿Por qué no lo arrestan?”

“¿Arrestarlo por tener súper poderes? ¿Qué te pensás? Eso no está tipificado en el código penal ni tampoco sé reconoce la identidad de personas con súperpoderes en el código civil y comercial. Y menos sin ninguna forma contundente y fehaciente de demostrarlo.”

Ambos se quedan callados.

“Sabes Oscar, es raro, sos el único que cree en lo que digo.” –Responde Nicolás con toda la pesadez del mundo, estaba devastado y su mundo se derrumbaba por dentro, ya se había dado cuenta que nadie podía ayudarlo.

“He visto mucho en mi vida, y nada se parece a esto, créeme, actualmente me parece más coherente y razonable que ese tal Lucas sea un demonio a que tantas personas se suicidaran “Porque sí”, y que un buen hombre como tú haya matado gente inocente sin ninguna razón, vi tu expediente, lo lamento, mereces más que esto que te está sucediendo.”

“¿Me ayudaras en esto?”

“No puedo ayudarte lamentablemente, pero te juro que ese Lucas va a ir preso.”

“Por favor, no puedo ir a la cárcel.” –Pide casi tirándose al piso mientras Oscar se levanta de la silla y se dirigía por la puerta que estaba de espaldas del oficial Nicolás.

“En serio me gustaría ayudarte, pero no puedo evitar que vayas a la cárcel por lo que alguien te hizo hacer, se coherente en tribunales, cuenta al juez lo que sucedió, no te trabes mucho y con el tiempo la gente sabrá la verdad de Lucas Blanco, no hay otra cosa que puedas hacer, no importa lo que diga tu abogado.”