XII

WINSTON

Parece que los había arrollado un camión.

Aparecieron John y Markus llenos de sangre y magulladuras que mojaron con alcohol.

La Srta Perkins tenía un ojo morado y el labio hinchado.

Nadya parecía la única que no había sufrido daños físicos. Tal vez porque su papel en el plan era más basado en su especialidad con los venenos que con la fuerza.

El libro Infinitum ya reposaba sobre la mesa, listo para sellar con sangre el pacto realizado días atrás.

John pinchó sus dedo con un arma afilada hasta hacerlo sangrar, para así dejar el sello de su huella dactilar presente en los tres pagarés y en el libro como en las monedas del Pacto.

Así se sellaba la primera parte del pacto, una vez que los convocados habían cumplido su parte.

Ahora John sería el "orgulloso" propietario de tres pagarés que en cualquier momento, requerirían su cumplimiento. Pero también era poseedor de la salida del  mundo de los asesinos a sueldo, cosa que solo se conseguía con la muerte.

Abrí una botella de bourbon para celebrar el retiro de John e invité a todos a que se quedaran. Todos rechazaron mi oferta.

-John, nos volveremos a ver algún día -le dijo Markus a John.

-Claro que sí, amigo -le respondió este.

-John, hasta más ver. Disfruta de tu retiro -se despidió Perkins antes de marcharse.

-John, ¿puedo hablar contigo un momento? -le dijo Nadya.

Ambos se separaron del resto.

Vi a los dos tensos mientras discutían.

A pesar de haber pasado dos años de su relación, juraría que Nadya aún sentía algo por él.

Se despidieron fríamente, y John se acercó a mí.

-Ponme un bourbon.

-Pensaba que te marchas ya -le dije.

-Necesito alcohol ahora mismo.

Veía en su mirada que su conversación con Nadya había sido infructuosa.

Salí del despacho y lo dejé a solas, no sin antes desearle toda la felicidad del mundo junto a su Helen.