Capítulo 3: El Viaje a Escocia

El vuelo a Escocia fue largo, pero Alex apenas notó el paso del tiempo. Su mente estaba completamente absorta en lo que lo esperaba al llegar. El sanatorio de Blackwood, una estructura olvidada por la historia, podría ser la clave para resolver el enigma de la fotografía que había encontrado. La advertencia escrita en el reverso de la imagen no dejaba de resonar en su cabeza, y cada vez que la leía, sentía que la urgencia aumentaba.

Al aterrizar en el aeropuerto de Edimburgo, Alex alquiló un coche y emprendió el viaje hacia el noroeste. El paisaje, aunque hermoso, tenía un aire melancólico que parecía encajar a la perfección con la atmósfera del misterio que estaba desentrañando. Después de varias horas de conducir por carreteras solitarias y pueblos pequeños, finalmente llegó a los alrededores de Blackwood.

El sanatorio se encontraba en una colina, rodeado de espesos bosques y alejado de cualquier signo de civilización. La estructura, a pesar de estar en ruinas, aún mantenía una presencia imponente. Las ventanas rotas y las paredes derrumbadas daban la impresión de que el edificio había sido testigo de historias oscuras y olvidadas.

Alex aparcó el coche a una distancia prudente y se acercó a pie, cámara en mano, listo para documentar todo lo que encontrara. Al acercarse a la entrada principal, notó que la puerta, aunque pesada, se abrió con facilidad, como si alguien la hubiera dejado así deliberadamente. El interior del edificio estaba cubierto de polvo y moho, y el aire estaba impregnado de un olor rancio que le provocó una ligera náusea.

Caminó por los pasillos vacíos, con el sonido de sus pasos resonando en las paredes. Cada crujido del suelo bajo sus pies lo hacía más consciente de lo frágil que era la estructura. Sin embargo, la curiosidad y la necesidad de encontrar respuestas lo impulsaban a seguir adelante.

En uno de los corredores, encontró una sala que había sido utilizada como archivo. Las estanterías estaban llenas de carpetas y documentos deteriorados por el tiempo. Alex comenzó a revisar los archivos, buscando cualquier información que pudiera relacionarse con la fotografía. Después de lo que parecieron horas de búsqueda, finalmente encontró un expediente que captó su atención.

El archivo contenía informes sobre un paciente anónimo, alguien que había sido ingresado en el sanatorio en los años 50. Las notas eran vagas y llenas de términos médicos que Alex no comprendía del todo, pero lo que más le llamó la atención fue una serie de fotos adjuntas al expediente. Las imágenes mostraban al mismo edificio que él había fotografiado, pero en un estado mucho mejor.

Sin embargo, lo que más lo inquietó fue la última fotografía. Al igual que la que había encontrado en la cámara, mostraba una figura borrosa en la distancia, justo frente al edificio. Al examinarla de cerca, notó algo que le heló la sangre: la figura llevaba un sombrero y un abrigo largo, los mismos que él había visto en las fotos de su propia cámara.

De repente, el sonido de un golpe seco lo hizo girar en redondo. El eco resonó en el pasillo, pero no había nadie a la vista. El corazón de Alex comenzó a latir con fuerza mientras intentaba calmarse. ¿Podría ser que no estuviera solo en el edificio?

Tomando el expediente y las fotos, Alex decidió que era hora de irse. Había encontrado algo, pero las preguntas solo se multiplicaban. Mientras se dirigía hacia la salida, no podía dejar de pensar en la figura borrosa que había aparecido en ambas fotografías. ¿Quién era? ¿Y por qué parecía estar conectado con el sanatorio de Blackwood?

Al salir al aire libre, Alex respiró profundamente, intentando despejar su mente. El cielo estaba nublado y una ligera brisa agitaba las hojas de los árboles cercanos. Mientras miraba hacia el sanatorio, una sensación de inquietud lo invadió. Sabía que había desenterrado algo que debía permanecer oculto, pero también sabía que no podía detenerse ahora.