2.

- Amor, ¿me estás diciendo la verdad, no estás mintiendo solo hacerme sentir mejor?

- Por supuesto que sí cariño -le dije.

- ¿Segura, segura? -insistió.

- Segura, segura -confirmé.

- Es que tu madre me comentó el otro día que te escuchaba un poco triste.

- Bueno, sí, un poco, pero es normal, amor. Llevo dos meses en un país que no conozco, un idioma que evidentemente no manejo, no conozco a nadie, es extraño. Pero te he dicho mil veces que estoy bien, me estoy acostumbrando a ritmo de vida en Seúl, a las personas y así.

- Eso no me deja más tranquilo.

- Amor...

- No, lo siento. Sé que solo será por un año, pero han pasado ya dos meses y en serio te necesito.

- Diego, cariño, yo también te necesito, pero cuando te pregunté si querías venir conmigo dijiste que no.

- Y yo te pedí que no te fueras y dijiste que no. ¿Qué pasa si te quedas más tiempo? Después de todo es un año de prueba, ¿no?

- Diego, si cada vez que me vas a llamar es para discutir sobre mi decisión de seguir mis sueños antes de casarnos, lo mejor sería que no lo hicieras más.

- ¿A qué te refieres?

- A eso. Mejor no nos llamemos más, usemos este tiempo para nosotros, para pensar, para vivir nuestra individualidad un tiempo, ¿no crees? Hemos pasado mucho tiempo juntos, ya son cinco años, Diego, cinco. ¿No crees que nos merecemos un espacio? Esta necesidad que tenemos uno por el otro es precisamente porque hemos perdido nuestra individualidad.

- ¿A qué te refieres, Lily?

- Yo también tengo sueños, y lo único que te he pedido hasta el momento es que me apoyes y los vivas conmigo. Pero hasta el momento no siento tu apoyo. Te necesito, Diego, pero no solo en lo físico, en lo sexual. También en lo espiritual, si no, entonces ¿cómo podré confiar plenamente en ti y tu en mí?

- Lil, yo...

- No digas nada por ahora, ¿sí? Piénsalo. Aún podemos hablar la próxima semana. ¿Está bien?

Le tomó un tiempo asimilar mis palabras, pero después de un largo suspiro, respondió:

- Está bien, preciosa. Por Skype la próxima.

- Claro, te amo.

- Yo te amo también.

Ambos terminamos la llamada. Solté un suspiro y bajé la cabeza al suelo mientras cerraba los ojos. Luego comencé a moverla en círculos para aliviar la tensión en mi cuello. Había sido un largo día y yo quería pasar un buen rato con mi novio, pero las cosas terminaron mal, como todos los días. Estas conversaciones se hacen cada vez más pesadas. Jamás pensé que las relaciones a distancia fueran tan complicadas y eso que apenas llevo dos meses lejos de casa.

Me dirijí a la cocina, y me hago un rico cóctel. Por cierto, jamás me imaginé que el alcohol fuera tan costoso aquí. El soju es más barato que una botella de agua, solo que, no sé, necesito algo definitivamente que me satisfaga más que el soju. Necesito un tequila, un ron, no sé. Mi cerveza preferida. Definitivamente eso es lo que más extraño. Lo bueno es que no tomo muy a menudo, pero a veces lo necesito. Un bamboo jet 9.5% de alcohol no estaría mal en estos momentos. ¡Ay, ¿porque?! Pero bueno, estoy literalmente en el otro lado del mundo, no me puedo andar pidiendo gustos.

Así que me hago un rico coctel de fresa, con un excelente vodka que encontré. Mi receta especial lleva lo siguiente:

1 oz y 1/2 de vodka

1 oz y 1/2 de ron blanco

1 oz y 1/2 de licor de fresa

1/2 oz de jugo de limón

1/2 cdta de granadina (sirope)

1 fresa (frutilla) mediana

Solo que, no tengo jugo de limón, ni licor de fresa, ni sirope. Pero no importa. Tomo unos cubos de hielo y los coloco en la licuadora, vierto el vodka que compré, le hecho un poco del soju para compensar el licor de fresa, luego hecho el ron. Tampoco tengo ron blanco, pero usé ron con especias dorado, sabor limón. Aunque sí tenía un limón, así lo parto por la mitad, y exprimo una de ellas en la licuadora. Pongo la tapa de aparato, lo enciendo hasta que veo que el hielo se raspó por completo y lo apago. Tenía un poco de colorante rojo para pasteles, ya que me gusta mucho hornear y le hecho dos gotitas al licuado. No creo que me haga daño si le hecho dos gotitas ¿o sí? Es solo para darle un color atractivo. En fin lo enciendo por dos segundos y luego lo apago. Tiene una apariencia bastante atractiva para ser honesta. Un rojo vivo, brillante. Para ser una modificación de mi cóctel preferido, la verdad me salió bien. Al menos de vista. Vierto el cóctel en un vaso de vidrio, corto la punta de una fresa y la coloco cuidadosamente en el borde del vaso. Juro que se me salió una lagrimita al ver lo perfecto que se veía. Le tome una fotita para el recuerdo, hice unas palomitas de maíz, me llevé todo al sofá de la sala y puse Netflix comencé a buscar que ver.

¡Ñe! Me rendí de buscar algo nuevo, para nada pago el paquete premium, si no hay nada nuevo que ver. En fin, mejor me voy por la vieja y confiable, un clásico, Me quiero robar a la novia. Nunca aburre, es divertida, me hace llorar, y me sentir miserable porque quisiera tener una historia de amor como lo son las ficticias. Son esplendidas. Hermosas. Me encantan. Además, ¿quién no tuvo un crush con Patrick Dempsey? Es hermoso. Aunque algo me dice que la mayoría de las personas que tuvieron un crush con Patrick empezó con la serie Grey's Anatomy. Aún me parece injusto que lo matarán. Ahí se acabó mi vida. Tomo un sorbo del licuado que preparé al recordar la muerte de Derek.

- Por ti Derek -dije en voz alta levantando mi vaso al techo, haciendo un brindis en su honor.

Bebo un sorbo, y al pasar por mi garganta solo quería vomitar. Estaba horrible. Eso quería decir que hice un buen trabajo. Estaba fuerte y era lo que necesitaba. conforme pasaba la película más sueño sentía. Mis párpados se estaban cayendo, pero yo hacía un esfuerzo interminable por mantenerlos abiertos. Se me había subido muy rápido el alcohol. Aunque el primer vaso me lo terminé muy rápido, y luego me serví el resto que quedó en la licuadora. No llevaba ni la mitad y ya estaba que me caía si me levantaba del sofá.