♡ :  REGLA #XX

[ESTABLECE TUS LÍMITES… Y DESEOS.]

════ ∘◦❁◦∘ ════

JEONGIN.

La lista está sobre mi escritorio cuando llego a la mañana siguiente. Está abierta en la página cuatro, las preguntas sin respuesta. Palabras como “sexo duro”, ‘estimulación de pezones’, “tríos”, “negación del orgasmo” me miran fijamente, y ni siquiera me he tomado el café.

—¿Qué es esto? —pregunto, mirando a Hyunjin cuando entra. Va vestido impecablemente con unos pantalones azules ajustados, zapatos de cuero marrón y una camisa blanca abotonada que parece un par de tallas más pequeña.

¿Siempre se ha visto así de bien o es mi cerebro enfermo de amor el que empieza a distorsionar la realidad?

Después de dar un sorbo a su café negro, lo deja sobre su mesa y se acerca. A medio metro de mí, mira el papel que tengo en las manos. Mis mejillas comienzan a calentarse, esta cosa no hablada entre nosotros se vuelve más intensa a cada segundo.

—Me di cuenta de que lo que hicimos ayer estuvo mal por mi parte. Nunca debí usar ese… juguete en ti como castigo porque era una pregunta sin respuesta en este formulario. Normalmente no cometo errores como este.

—Pero me pareció bien —respondo rápidamente.

¿De verdad le preocupa haberme hecho algo en contra de mi voluntad?

—Pero necesito saber que estás de acuerdo. Necesito tener tu consentimiento de antemano para todo, Jeongin. No sólo para algunas cosas…

Sus penetrantes ojos verdes se levantan del papel a mi cara, y me licúo al instante por el contacto. Quiere saber sobre el tema del sexo. ¿Realmente puedo responder a esto?

—Pero dijiste…

Dios, no puedo decirlo. No puedo volver a sacar el tema del sexo tan a la ligera. Sin una pizca de romance entre nosotros, tratándolo como una marca en una lista de actividades, como si no significara nada.

—Sé lo que dije, y sólo porque digas que está bien que estas cosas pasen no significa que lo hagan.

Mis ojos se desvían hacia abajo, con la esperanza de transmitir la decepción que siento por esa declaración. No es así como quería que ocurriera nada de esto. Me encuentro en la situación de decir “Sí, me gustaría que me follaras” para que luego me diga que no lo hará. Me siento como un idiota.

¿Debería salvar mi orgullo y escribir un cero junto a todo esto? ¿Cómo le haría sentir eso?

—Es mejor prevenir que lamentar —dice con suavidad, como si quisiera evitar mis sentimientos.

—De acuerdo.

Toda esta conversación a primera hora de la mañana me pone de mal humor. Me siento vulnerable y avergonzado, como un joven estúpido que suspira por su jefe, que no tiene intención de corresponder a esos sentimientos.

Soy una versión masculina de Moonbyul.

Estúpido, estúpido, Jeongin.

Dejo el paquete a un lado mientras me pongo a hacer mis tareas del día, sobre todo responder a los correos electrónicos y ayudar a organizar los formularios de los proveedores para la nueva tienda que va a entrar en el club. Estoy tan distraído con todo que no me he dado cuenta, hasta casi la hora de comer, de que hoy se suponía que era lo que me gusta llamar nuestros días “especiales”. Me pregunto si se habrá acordado. ¿Le importa siquiera que no esté arrodillado a su lado?

Tiene que gustarme la ansiedad, cuando un pensamiento paranoico se arremolina hasta convertirse en cien. Como cuando de repente me pregunto si Hyunjin me quería como asistente sumiso, o si sólo fui un tonto que se le tiró encima y él fue demasiado educado para decir que no.

Durante la pausa del almuerzo, como solo en la cocina. Con los auriculares puestos, picoteo las sobras que he preparado. Siento su presencia detrás de mí antes de oírlo. Me quito uno de los auriculares y me vuelvo hacia él.

—¿Qué pasa? —pregunto con un toque de actitud que hace que su ceño se frunza.

—¿Por qué estás haciendo pucheros? —Parece extrañamente desencajado.

—No estoy haciendo pucheros.

—Sí, lo estás. Desde esta mañana, tienes una actitud. Debo aclarar que no me gusta lo de mocoso, Jeongin.

Me quedo con la boca abierta.

—¿Lo de mocoso?

—Sí. Cuando te comportas mal intencionadamente y te mereces un castigo para llamar mi atención.

Esta vez doy un grito ahogado y me giro en la silla.

—No puedes hablar en serio.

Se cruza de brazos y se pone delante de mí como una estatua enojada.

—Lo digo en serio. Lo hiciste ayer en el club, coqueteando con Changbin sólo para fastidiarme.

Por alguna razón, me pongo de pie. Sigue encumbrado sobre mí, pero al menos esta vez no parece que me acobarde tanto.

—Rellena el puto formulario —gruñe, con su boca a escasos centímetros de la mía.

Y sin más, se echa atrás y me deja respirar de nuevo. Tomo una bocanada de aire mientras lo veo salir de la habitación, dejándome aquí solo, pensando en lo que acaba de decir. Todo este tiempo tuve tanto miedo de admitir que quería más con él, y él básicamente acaba de admitir que también lo quería… pero también que nunca cedería a ese deseo.

No hay ni rastro de él durante la siguiente hora, mientras llevo la lista a la cocina conmigo, pasando por encima de cada elemento. Un enjambre de mariposas me asalta el estómago ante la sola idea de experimentarlas con Hwang Hyunjin.

Exhibicionismo… cinco.

Oral… cinco.

Juguetes sexuales… cinco.

Sexo duro… respiración profunda, Jeongin… cinco.

¿Estoy exagerando? Poner un cinco básicamente dice que no sólo quiero estas cosas, sino que prácticamente las estoy exigiendo. Y no es que esté diciendo cinco para todo. Hay algunas cosas en esta lista que se sitúan en el rango de los negativos: el fisting y la lluvia dorada. Pero, ¿cómo puedo entregarle este papel con estos cincos por todas partes?

Lo estoy tentando a propósito, y claro, tal vez estoy siendo un poco mocoso. Es tan malo como que yo use mi culo y mi lápiz labial rojo cero masculino para conseguirle a mi hermana una copia de su libro en la tienda. Estoy manipulando a mi jefe a propósito para conseguir lo que quiero… y eso es cruel, pero no me siento mal por ello. Hay tantas cosas divertidas que podríamos hacer conmigo como su siervo sumiso si el sexo estuviera sobre la mesa, y no quiero ser una versión PG de Moonbyul. Lo quiero todo.