Prologo

Joyce.

— ¿Joy? —escucho que alguien me llama, pero no sé de donde proviene la voz.

— ¿Estas bien? —siguen preguntando pero no logro salir de mi trance.

—Joyce —escucho mi propia voz, algo que ya no me pertenece.

Levanto la mirada para encontrarme con otra de las cosas que no me pertenecen, mis ojos.

—Hallaremos la manera de salir de este problema, debe haber una explicación.

— ¿Problema? —respondo al fin— ¿Eres tonto o practicas? ¿No ves lo que acaba de pasar? Estuvimos buscando ese estúpido espejo para nada.

—Joyce cálma...

—No me voy a calmar —grito alterada poniéndome de pies y enfrentándolos a ambos—, estamos aquí a la deriva de una carretera sin rumbo fijo, heridos y para colocarle la cereza al pastel con nuestra última esperanza yéndose por la borda.

—Y lo entiendo muy bien pero eso no quiere decir que dejaremos todo así.

—Ya déjalo— paso mis manos por mi rostro y rápidamente una mueca se forma ante el dolor—. Solo deseo que la tierra me trague para no estar en este ridículo cuerpo.

Solo desearía nunca haber tomado ese avión aquél día, quizás todo hubiese sido diferente.