Noche 2

 Una chica, pobre chica, las tragedias que tuvo por culpa de ella, todo lo hacía mal para ellos, era una simple inútil, estúpida como le dijeron ellos, era una reina, una que cargaba el peso de los demás, de las obligaciones de los demás, una pobre reina que jamás podrá ser libre, una reina con alma de poeta, que anhela la libertad más que nada, una reina que aparenta fortaleza siendo por dentro la más débil de la familia, a la que siempre juzga, ella solo quiere cambiar, pero si eso no le da la libertad que desea en su corazón. Este no es un personaje más, es la historia de alguien que una vez se fue, alguien que murió en viva y vivió en muerte. –esta reina no desea nada más señora hada, esta reina solo anhela la libertad total- el hada sonrió, uno pensaría que, de alegría, pero no es así, ella le dijo, -solo una forma hay para que tú seas feliz, ¿aun así deseas la libertad? – la reina ya sabia de esa opción, sonrió con lágrimas en los ojos y dijo –sé de qué opción hablas querida hada, y si, aun así, es lo que más anhelo- el hada cambio su expresión, ya no sonreía, en vez de eso, en sus hermosos ojos calor miel salían lágrimas doradas, lágrimas que caían por su hermoso y refinado rostro, -si es lo que deseas yo no puedo impedirlo- a diferencia de las creencias las hadas no tiene varitas mágicas, ellas son la varita. Se acercó lentamente a mi rostro y en la Mejía me dio un beso, cerré los ojos, yo sabía que era un beso de despedida antes de que eso mismo la matase. La familia en su funeral dijo que en vida fue feliz, eso era mentira, en solo cuando escribía encontraba su felicidad.