13: El recuerdo de algo blanco

- ¿Mi padre me hizo esto? - Inquirió Beomgyu, pero su sorprendida indignación no sonó convincente, ni siquiera a sus propios oídos. 

Mirando a su alrededor, vio compasión en los ojos de Yeonjun, y en los de Kai... incluso Kai lo había adivinado y sentía lástima por él. 

- ¿Por qué?

- No lo sé. - Soobin extendió las manos. - No es mi trabajo hacer preguntas. Hago aquello por lo que me pagan.

- Dentro de los límites de la Alianza. - Le recordó Yeonjun, la voz suave como el ronroneo de un gato. 

Soobin asintió con la cabeza.

- Dentro de los límites de la Alianza, por supuesto.

- ¿De como que a la Alianza le parece bien esto... esta violación de la mente? - Preguntó Beomgyu con amargura.

Al ver que nadie respondía, se dejó caer sobre el borde de la cama de Soobin. 

- ¿Fue sólo una vez? ¿Hubo algo específico que él quiso que yo olvidara? ¿Sabes lo que fue?

Soobin paseó nerviosamente hasta la ventana. 

- No creo que lo comprendas. La primera vez que te vi, debías de tener unos dos años. Yo observaba por esta ventana. - Dio un golpecito al cristal, liberando una lluvia de polvo y pedacitos de pintura. - Y lo vi a él viniendo a toda prisa por la calle, sosteniendo algo envuelto en una manta. Me sorprendí cuando se detuvo ante mi puerta. Parecía tan corriente, tan joven. 

La luz de la luna pintó de plata su perfil.

- Desenvolvió la manta cuando atravesó mi puerta. Tú estabas dentro. Te depositó en el suelo y empezaste a deambular por todas partes, cogiendo cosas, tirándole de la cola a mi gato; chillaste como una banshee cuando el gato te arañó, así que le pregunté a tu padre si tenías una parte de banshee. No se rió. 

Hizo una pausa. En aquellos instantes todos le contemplaban con atención, incluso Kai. 

- Me contó que era un cazador de sombras. No valía la pena que mintiera sobre eso; las Marcas de la Alianza salen a la luz, incluso cuando se han desvanecido con el paso del tiempo, en forma de tenues cicatrices plateadas sobre la piel. Titilaban cuando se movía. - Se frotó el maquillaje de purpurina que le rodeaba los ojos. - Me dijo que había esperado que nacieras con un Ojo Interior ciego... a algunos cazadores de sombras hay que enseñarles a ver el Mundo de las Sombras. Pero te había pescado aquella tarde martirizando a una hadita atrapada en un seto. Sabía que podías ver. Así que me preguntó si era posible cegarte la Visión. 

Beomgyu emitió un ruidito, una dolorida exhalación de aire, pero Soobin siguió adelante sin piedad. 

- Le dije que inutilizar esa parte de tu mente podría dañarte, incluso volverte loco. Él no lloró. No era la clase de hombre que llora con facilidad, tu padre. Me preguntó si había otro modo, y le dije que se te podía hacer olvidar aquellas partes del Mundo de las Sombras que podías ver, incluso mientras las veías. La única salvedad era que él tendría que venir a verme cada dos años, que es cuando los resultados del hechizo empiezan a desvanecerse. 

- ¿Y lo hizo? - Inquirió Beomgyu. 

Soobin asintió.

- Te he visto cada dos años desde esa primera vez... te he observado crecer. Eres la única criatura que he visto crecer, ya sabes. En mi negocio uno no es generalmente tan bien recibido cerca de niños humanos. 

- Así que reconociste a Beomgyu cuando entró. - Dijo Yeonjun. - Debes de haberlo hecho. 

- Claro que lo hice. - Soobin sonó exasperado. - Y fue todo un sobresalto, también. Pero, ¿qué habríais hecho vosotros? Él no me conocía. Se suponía que no me conocía. Sólo el hecho de que estuviera aquí significaba que el hechizo había empezado a desvanecerse... y de hecho, debíamos habernos visto hace aproximadamente un mes. Incluso pasé por tu casa cuando regresé de Tanzania, pero Taemin dijo que os habíais peleado y te habías ido de casa. Dijo que iría a verme cuando regresaras, pero... - Se encogió de hombros elegantemente. - Jamás lo hizo. 

Un frío flujo de recuerdos le puso la carne de gallina a Beomgyu. Recordaba estar de pie en el vestíbulo junto a Jake, esforzándose por recordar algo que danzaba justo en el límite de su visión... "Me ha parecido ver el gato de Jisoo, pero sólo ha sido la luz."

Pero Jisoo no tenía un gato.

- Tú estabas allí, ese día. - Afirmó Beomgyu. - Te vi salir del apartamento de Jisoo. Recuerdo tus ojos. 

Soobin lo miró como si fuera a ponerse a ronronear. 

- Soy memorable, es cierto. - Presumió; luego meneó la cabeza. - No deberías recordarme. - Dijo. - Alcé un glamour tan fuerte como un muro en cuanto te vi. Deberías haberte dado de bruces contra él... psíquicamente hablando. 

"Si te das de bruces contra una pared psíquica, ¿acabas con moratones psíquicos?", pensó él. 

- Si me quitas el hechizo. - Dijo Beomgyu. - ¿Podré recordar todas las cosas que he olvidado? ¿Todos los recuerdos que me robaste?

- No te lo puedo quitar. - Soobin parecía sentirse violento. 

- ¿Qué? - Yeonjun sonó furioso. - ¿Por qué no? La Clave te exige...

El brujo le miró con frialdad. 

- No me gusta que me digan lo que debo hacer, pequeño cazador de sombras. 

Beomgyu se dio cuenta de lo mucho que le disgustaba a Yeonjun que se refirieran a él como "pequeño", pero antes de que este pudiera espetar una respuesta, Kai habló. Su voz era suave y meditabunda. 

- ¿No sabes cómo invertirlo? - Preguntó. - El hechizo, quiero decir. 

Soobin suspiró. 

- Deshacer un hechizo es mucho más difícil que crearlo en primer lugar. La complejidad de este en particular, el cuidado que puse al entretejerlo... si cometiera aunque fuera el más mínimo error al desentrañarlo, su mente podría quedar dañada para siempre. Además... - Añadió. - Ya ha empezado a desvanecerse. Los efectos desaparecerán por sí solos con el tiempo. 

Beomgyu le miró con severidad. 

- ¿Recuperaré todos mis recuerdos entonces? ¿Lo que fuera que sacó de mi cabeza?

- No lo sé. Podrían regresar todos de golpe, o por etapas. O podrías no recordar nunca lo que has olvidado a lo largo de los años. Lo que tu padre me pidió que hiciera fue algo excepcional, en mi experiencia. No tengo ni idea de qué sucederá.