Capítulo 29: Sabes quien sufrirá

Juliana: Ya dispara.

Jack apretó el gatillo y la bala venía directo a mí cuando de repente mi madre se atravesó.

Juliana: Madre, por qué.

Corrí hacia ella y agarré su cara antes de que ella caerá al suelo. Jack también corrió y entre los dos la tuvimos.

Juliana: ¿Qué haces, Jack? Vete, de seguro no la amas; lárgate.

Jack: Tienes razón: no la amo.

Jack agarró los papeles, pero cuando estaba a punto de salir por la puerta, le disparé con el arma que se le había caído al agarrar los papeles.

Lo último que dijo Jack antes de también caer herido al piso con los papeles en la mano fue:

Jack: Perra.

Juliana: Madre, por favor, resiste, ya vendrá la ambulancia por ti.

Agarré el celular y estaba a punto de marcar cuando mi madre tiró el teléfono al suelo.

Marzia: Seguí a Jack porque sabía que este escondía algo. Al llegar lo vi asesinando al hermano de José, haciendo que llame a la policía. Ellos ya vienen. Dejé que todo pasara porque sabía que Jack revelaría todo, pero nunca pensé que tú revelarías que eras una asesina.

Juliana: Madre, perdóname.

Marzia: Iré a ver a tu padre por fin; por favor, huye, no quiero que te pudras en la cárcel y te perdono, pequeña.

Esas fueron las últimas palabras de mi madre antes de morir; me levanté, agarré mi teléfono, me acerqué a Jack y le arrebaté los pálpeles.

Juliana: Sabes quien sufrirá más que tú.

Jack: No por favor.

Empecé a rematarlo con el teléfono hasta que no pudiera respirar con el teléfono quebrado; agarré el de mi madre y salí del cuarto antes que la policía llegara; caminé unas cuadras y marque al número de Daniel.

Daniel: Hola.

Juliana: Amor, me escape del convento, ya que José resultó ser el verdadero asesino y se suicidó en la patrulla. Nos vemos en mi casa; necesito que llegues a consolarme, por favor; te amo.

Sabía que Daniel tenía una sonrisa en su rostro.

Daniel: Claro, mi vida, me escapo del ejército para ir a verte.

Con una sonrisa me dirigí a mi casa sin antes llamar a la policía y darle la dirección.