Superar

Ya había pasado un año de aquella batalla (si se la podía llamar de esa forma). Melody estaba sentada en una mesa de dos en un café en el Bajo Belgrano. Hace 15 minutos que estaba esperando a Juli, lo cual era raro de él que siempre era estricto con el horario. La joven ya sabía que quería pedir, pero decidió esperar a su amigo. A pesar de verse una vez cada tanto, pasaron por tanto que parecía que fueran amigos hace varios años.

Juli llegó corriendo y le pidió disculpas a Melody. Miró la carta y se decidió rápidamente para no demorar ni un minuto más. La mesera no tardó mucho en traer los pedidos y los jóvenes al instante empezaron a comer y a beber.

- ¿Oíste algo de Saraia? – le preguntó Juli y le dio un mordisco al crumble de manzana que sabía a canela.

- Nada. Y no creo que vaya a escuchar algo de ella – dijo Melody con un tono tristón. Juli quería evitar esa pregunta, pero tenía que quitarse esa duda.

- Es una pena que no hayamos podido encontrar otra forma – acotó Juli y su amiga asintió con la cabeza.

- Al menos tuvo una vida larga, emocionante y llena de aventuras – agregó Melody y le dio un largo sorbo a su jugo de naranja y durazno.

- Me habría gustado que Javo me cuente todo lo que vivió. Todas esas anécdotas referidas a sus expediciones mágicas. Podría estar toda la noche escuchándolas – afirmó Juli.

- Lo extrañas me imagino – dijo la joven.

- Obviamente. Creo que nunca se supera la muerte de un ser querido por más tiempo que pase. Siempre vas a sentir ese vacío por dentro – dijo Juli y Melody, pensativa, observó su licuado y procesaba las palabras de su amigo.

- Y… sí. Yo todavía no superó la muerte de mi vieja. Por supuesto que el dolor aminoró bastante, pero siempre voy a sentir su pérdida. Y más en épocas festivas como ahora – agregó Melody y le dio un mordisco a su tostado.

- Es difícil. Significa no hablar ni convivir con esa persona y no verla tampoco (en tu caso). Y podría decir miles de cosas más, pero no quiero extenderme – ambos se quedaron en silencio mirándose mutuamente. Luego de la batalla, Melody volvió con su vieja para aprovechar el resto de vida que le quedaba a su madre mientras que Valen y Juli volvieron a sus respectivos hogares. Ambos dieron un sorbo a sus bebidas antes de seguir hablando.

- En fin… por suerte mi vieja pudo disfrutar de sus últimos momentos – mencionó la joven queriendo cerrar ese tema tan doloroso, que todavía calaba hondo en el corazón de ambos.

- Al menos Javo puede descansar en paz sabiendo que lo que empezó lo pudimos terminar – afirmó Juli para darse tranquilidad y tener la conciencia tranquila.

- Si… al menos ya no existe ese maldito medallón – agregó Melody.

- Sabes que me habría gustado invocar su espíritu para contarle que lo logramos… pero creo que él sabía que íbamos a terminar lo que comenzó – confesó el joven.

- ¿Por qué no lo hiciste? – quiso saber la joven.

- La Nigromante no sé dónde se escapó con el quilombo que tenía y tendría que usar algún objeto importante que me quedó de recuerdo. Y la verdad es que… destruir el medallón fue la mejor forma de cerrar la herida de su muerte. Nunca va a sanar, pero estoy más tranquilo y en paz conmigo – respondió Juli.

- Que bueno. Él debe estar re orgulloso. No lo dudo – afirmó la joven.

- Y… ¿Qué pasó con tu viejo? – Juli dudaba de hacer esta pregunta incómoda ya que era meterse en asuntos familiares que no le incumbían.

- No sé nada de él desde ese día. No lo puedo perdonar todavía por lo que hizo, pero obviamente me sentaría a charlar con él si es que se digna a aparecer – respondió la joven sin molestias y Juli se conformó con la respuesta.

- Bueno… y ¿Qué cuentas de tu vida? – preguntó Juli para cambiar el tema de la conversación y darle un cierre definitivo.

FIN