Ciudad Lúmina

Las luces de Ciudad Lúmina brillaban como estrellas atrapadas en una jaula de vidrio. Todo parecía demasiado perfecto: edificios de cristal, drones flotando en silencio, hologramas proyectando noticias falsas. Pero Elian sentía que algo no cuadraba. Cada paso que daban él y Dania era seguido por cámaras invisibles.

—Nos están vigilando —susurró ella, apretando la mano de su compañero.

Elian asintió, con la mirada fija en la torre central, donde se almacenaban los datos del sistema CRISTAL.
—Debemos llegar al núcleo antes de que ellos nos encuentren.

Pero ya era tarde.

Un rugido metálico retumbó entre los callejones. Drones de combate descendieron del cielo como aves negras. En segundos, una patrulla de élite se les echó encima.

—¡Al suelo! —gritó Elian, empujando a Dania detrás de una cabina holográfica.

Disparos de luz azul surcaron el aire. Dania sacó un pequeño dispositivo que Mateo les había dado.
—¡Ahora! ¡Activa el pulso!

Elian lo lanzó al centro de la calle. Un estallido electromagnético silenció a los drones por unos segundos. Suficiente para correr.

—¡Por aquí! —gritó Dania, saltando sobre una plataforma flotante que los llevó hasta un túnel lateral.

Pero al llegar, alguien ya los esperaba.

Jean Carlos.

Vestía una capa oscura, y sus ojos estaban cubiertos por un visor de control.
—No puedo permitir que lleguen al núcleo —dijo con calma, aunque detrás de él, una legión de soldados de élite ya se posicionaba.

—No nos vas a detener —dijo Elian, temblando, pero decidido.

—No esta vez —añadió Dania, sacando una esfera de memoria.

La lanzó contra el suelo. Un humo blanco los envolvió y en segundos desaparecieron por una compuerta secreta que Mateo les había enseñado.

Jean Carlos no los siguió.

Solo se quedó allí, mirando el humo.
—No podrán escapar por siempre… Elian. Lo que llevas dentro… ya es mío.

Mientras tanto, Elian y Dania corrían por túneles secretos iluminados por luces débiles.

—¿Estás bien? —preguntó él, jadeando.

—Sí —respondió ella—. Pero esto recién comienza. Ciudad Lúmina no es solo una ciudad… es una trampa brillante.

Y justo al fondo del túnel… se encendió una puerta con el símbolo del proyecto: un cristal negro, partido en dos.