La saga de Sigma 2

Sigma debía regresar con el premio en mano a Ovidian no antes despedir ceremonialmente a Freya, aunque no se dirigía al planeta Freston si no a la luna donde realmente empezó todo, más conocido como Lunar Runner.

Una estatua en su honor yacía en unos de los cráteres de Lunar Runner. Era el doble de grande que Sigma y estaba decorada con una armadura similar con la que fue sepultada Freya. Esperaron unos minutos, que el limbo guarde sus restos.

—¿Cuál es tu nombre? Viajamos juntos, superamos esto y no lo mencionaste —

—Ustedes no eran de fiar, no las conocía, soy Voltron del planeta Antares —

—Gracias por estar aquí Voltron—

Era momento de marcharse, de regresar cada uno por su lado sin embargo al alejarse del monumento a Freya, la tertulia empezó a agrietar el artefacto que la contenía.

—Y ahora qué le pasa a esta cosa, todo el viaje quieta y ahora quiere hacer un lio—

—Creo que no quiere alejarse de Freya—

—Sera posible que—

Sigma se acercó y alejo varias veces del sepulcro observando el comportamiento cambiante del espécimen dedujo que Voltron tenía razón.

—Hay una extraña conexión entre la tertulia y el cuerpo de Freya, eso parece y será un problema—

—Imagino que deberás resolverlo o no te podrás llevar al bicho ese a casa—

­—Tengo una posible solución que quizá no le guste a nuestra recién despedida amiga—

Sigma empezó acabar tan rápido como pudo. Cuando salió del hoyo de la tumba lo cerro de nuevo y en sus manos traía un pedazo de dedo del pie izquierdo de Freya. Con una cuerda lo ato alrededor de la capsula que contenía al espécimen y empezó a caminar, luego felizmente a volar por los aires. La tertulia se calmó por completo.

—Entonces Freya y la tertulia en mi ausencia consiguieron una conexión tan fuerte que sigue presente aun después de la muerte. — susurro Sigma.

—Voltron necesito un aventón más, el ultimo lo prometo—

—Yo realmente no se de quien es la nave, tu dijiste que sería mia después de llevarlas allá. Y eso que hiciste es horrible —

—Le hice un altar—

Mucho tiempo paso antes de regresar al planeta ovidian, Sigma decidió experimentar con el trozo de dedo de Freya y la increíble reacción de la tertulia. Surco el cosmos buscando un ser con ADN parecido al de los frestonianos, pero más fuerte para poder instalar la batería llamada tertulia, con la finalidad de usar su poder. Descubrió que la tertulia en efecto tiende a crear una especie de vínculo con seres específicos, pero no con ella, algunos otros eran destruidos envueltos en llamas y otros aseguraban que en sus mentes se creaba una reunión donde seres híbridos formados por su propio ser y la tertulia discutían si debian darle más poder o no. Sigma le arrebata de sus manos la tertulia antes de que sigan forjando el vínculo.

Un día muy frio en laboratorio de la nave de Voltron decidió experimentar con la teoría de las quimeras, seres construidos a partir de partes de muchos otros seres, su teoría había dado frutos, pero estos seres eran rechazados por la tertulia, eran seres grotescos, abominables y deformes, eran pequeñas bestias incubadas invitriu. Cada vez mezclaba ADN de muchos mas seres compatibles entre sí y cada vez la tertulia añadía tiempo en el vínculo que no terminaba de completarse, las quimeras simplemente eran destruidas pero cada vez lo hacían con un poco más de tiempo. Sigma llego a la conclusión de que debía de ser una ser tan poderoso como los primordiales entonces recordó al emperador Épsilum. Tan poderoso pero su ADN ovidiano ya lo sintetizo junto a los demás y no funciono, necesitaba otra muestra, una diferente y no podía obtener una del emperador, pero si una parecida similar autentica, la de su hermano Ipsilum, tan fuerte, tan candidato.

—Voltron la nave es toda tuya. —

¡Al fin!

—Pero Primero—

¡Sabía que debía algo que hacer!

—Llévame hasta el planeta ovidian allí terminare el proyecto lo he llamado “Proyecto contenedor” —

…Contenedor de la tertulia, cuando pueda recrear el vínculo este ser, crecerá con esta cosa y la quimera será el arma perfecta manipulable para el emperador y los ovidianos seremos nuevamente los grandes y poderoso conquistadores que solíamos ser. —

—Estas bien loca ¿lo sabias? —

Y con una sonrisa exhausta menciono:

—Lo sé—

En el Planeta Ovidian se desarrollaba una gran tormenta a punto de precipitarse sobre los habitantes, Sigma regreso de su gran viaje sin noticias sobre la batería, había mentido, pero esto al emperador era un problema de segundo lugar pues los aliados que había convencido a la guerra y conquista fueron masacrados por terceros que unieron fuerzas, más de un centenar de exoplanetas con armas de nivel cinco y seis, defendieron hasta acabar con el último soldado ovidiano, hasta ese punto se conocía que los ovidianos únicos existentes eran los que habitaban el planeta ovidiano, nada se sabía de la suerte de las demás colonias. Era justo lo que planeo Épsilum para poder ser el emperador de un nuevo mundo, un nuevo Ovidian.

La siguiente fase de su plan empezaría con la dominación mental gracias a los nano androides incrustados en los cerebros de los ovidianos y luego de inducir eterna obediencia planeaba conquistar nuevos mundos él y su ejército desde ovidian, los años habían pasado y no en vano.

Se encontró con varias dificultades desde la escasez de alimento, lluvias y combustible, se decidió postergar la construcción de la flota y algo más…

Peor que la escasez de recursos, la oposición de su propio hermano Ipsilum que insistía en convencerlo de dejar de construir acorazados, naves espaciales e invertir en el cuidado de ovidian, pero Épsilum se negaba.

Sigma e Ipsilum se reencontraron y siguieron con su proyecto de teletransportación masiva. Armando cables y haciendo cálculos sigma le pregunto a Ipsilum como se le ocurrió hacer una maquina como esa.

—Un día tuve una pesadilla, alguien sometía el pueblo de ovidian y no había forma de vencerlo solo quedaba escapar, si no por esta máquina, llevara a salvo fuera del alcance del emperador, aun siento que falta energía, la que provee el núcleo del planeta no es suficiente. —