PROLOGO

COLEGIO NACIONAL JORNADA MAÑANA

21 DE ENERO DEL 2019

Son las 8:45 de la mañana, lo sé porque el timbre resuena en toda la estancia del laboratorio de química, la profesora Martha nos indica que podemos salir con cuidado de los implementos en los diferentes mesones y asiento tomando mi libreta y cartuchera dispuesto a guardarlos en mi mochila bajo la atenta mirada de Camilo, el nuevo compañero que logre seguirle la conversación cuando recién ingrese al colegio. El frio se siente, el uniforme no es muy abrigador que digamos, extraño mi antiguo colegio como también a mis compañeros de clase.

No me gusta este ambiente cargado de presión y mucho menos la atmosfera cargada de competencia. 

Soy muy tímido para el gusto de mi madre, ella dice que debería ser como los hijos de sus amigas esos que tienen una vida social, que salen a "divertirse" con sus amigas, y a veces dudo que conozca los verdaderos métodos de diversión hoy en día, no sé si quiere que sea como ellos o que salga de mi zona de confort o que sea como... no se... un chico que rompe corazones a diestra y siniestra, no lo sé porque a mí me basta con tener tres o cuatro amigos justo los que tengo son realmente verdaderos y confiablemente leales, no sé qué más quiere en mi vida. Por otro lado, salir a divertirme no va conmigo, me gusta quedarme en casa leyendo un libro de astronomía o tal vez mirando un documental, me gusta la euforia, la adrenalina, no esas ñoñerías de ir de fiesta, no cuando puedo nutrir mi cerebro con conocimiento en vez de alcohol y alucinógenos. Con tan solo 17 años de edad no me preocupo más que por mi familia, mi estudio y mi novia... Sofía, son lo único bueno que tengo en esta mierda de vida y sociedad.

Camilo me mira impaciente mientras termino de guardar mi libreta, que les puedo decir el orden es un fetiche muy común en mí, odio las cosas que están fuera de su lugar. Una vez termino de guardar todo avanzo con él a mi lado, me habla de la fiesta que no sé qué chica organizo por el regreso a clases y asiento pensativo, por lo que entendí de la profesora de Química, no es flexible, no tiene lastima y es la mujer que es por su carácter, me asusta en cierto modo, debe ser el miedo por un colegio totalmente diferente al mío, me pregunta algo y asiento para que no note que no le pongo atención, bastante ya le hecho haciendo que me espere. Somos los últimos en salir del aula, decido mejor escucharlo y no mencionar nada al respecto cuando inicia a compartir su largo vocabulario en contra de la afable maestra, solo avanzamos por el pasillo, aunque me encanta la oscuridad debo admitir que a este pasillo le falta un poquito de luz, en mi antiguo colegio eran más vidrios que pared, se podía decir que estabas en una clase al aire libre.

En fin, colegios privados.

Un golpe en mi hombro me tambalea logrando que choche contra Camilo que se golpea con la pared al estar tan cerca a esta.

- ¡MIRA POR DONDE ANDAS, GILIPOLLAS! - Le grito a la espalda que se mueve demasiado rápido para cuando quiero alcanzarlo.

-Sí que tienes agallas- me palmea el hombro - Suerte que es uno de los chicos de lectura crítica-me dice con una sonrisa irónica y decido mover su mano cuando todo comienza a marearme de la rabia.

- ¿Que tiene que sea uno de lectura? - la furia destila en mi tono - ¿que influye en que no se tome la molestia de pasar el otro lado del pasillo? - le señalo - Hay mucho espacio-

Niega. - Aquí no funciona así- 

- ¿qué quieres decir? -

-Aquí hay personas a las cuales se les debe respeto- señala con su dedo alrededor y me parece la cosa más estúpida después del idiota que me golpeo.

-Yo no le debo respeto a nadie-

Sonríe y me desordena el cabello.

-Aquí tienes que obedecer o te ira mal- camina y lo sigo - Créeme cuando te lo digo-

¿Sera que ha sido víctima? Lo miro de arriba abajo y es un chico atlético no se mira de los que se deje intimidar, pero por el comportamiento anterior y lo que dice puede que sí o no.…en todo caso no me voy a quedar con la duda.

-Lo dices porque te han intimidado- afirmo y se gira con una sonrisa divertida en la cara.

-No- continua sin mí y lo sigo sin creerle - Lo sé porque lo he visto desde que ella esta aquí-

Ella... ¿quien? ¿quién demonios es ella?

- ¿Ella? - cruzamos las puertas al lado de la biblioteca.

-Sí, desde que ella llego- 

- ¿quieres decir que una mujer es la que infunde miedo aquí? - quiero reírme por esto.

Justo cuando su boca se abre a decir algo nuestro camino se ve obstruido por un montón de personas que se hacen llamar estudiantes en donde se empujan unos a otros y los susurros entre muchos me recuerdan a los funerales si no fuera porque lo estoy presenciando. Intento comprender que ocurre, no me queda de otra así que solo volteo al chico a mi lado que revisa no sé qué en su móvil.

- ¿Qué sucede? ¿Por qué todos están aquí? - le pregunto sin dejar de observar el montón de estudiantes en el centro del colegio que no les importa asolearse con tal de mirar lo que sea que miran o esperan.

-Están frente a la coordinación-me informa, no entiendo porque ¿acaso nos toca firmar algo? No escuche de esto, y además esa no es la respuesta que espero –Seguramente las chicas se han vuelto a meter en problemas- dice mirándome.

¿cuáles chicas? Mierda. Esto es extraño. ¿Porque me cambie de colegio? ¿Que no son los hombres los que siempre andan metidos en líos?

- ¿Cuáles chica...-un fuerte sonido hueco detiene mi pregunta, al igual que hace correr a muchos como si no estuviera pasando nada, <<Extraño>> volteo admirando la destreza que tienen para fingir que nada ocurre, unos ríen, otros se pasan la pelota y muchos agachan la cabeza ¿qué les pasa? ¿Qué es a lo que tanto le tienen respeto?  busco el lugar en el cual creo fue el sonido y por el cual han dejado un camino libre permitiendo la vista de lo que según he conocido es la coordinación. La puerta de cristal con el logo de la institución se abre dando paso a unas estudiantes común y corrientes las cuales al parecer se creen las reinas de la colmena, eso creo deducir porque caminan con el mentón en alto, miradas altivas, espaldas rectas y con un caminar lento, pausado, elegante y sobre todo cargado de una seguridad que no solo denota autoridad sino también poder. Son cuatro en total.