12 Zosume

Lo último que vi fue a Ariadna ser tocada por ese horrible ser. Me duele el pecho. El lazo que nos unía se rompió. Ella me libero. ¿Por qué? No puedo estar sin ella.  
-Ariadna- Grito con desesperación.  
-Zosume- Treso me toca. Lo agarro de los brazos.  
-No puedo vivir sin ella- Me largo a llorar, caigo al piso desconsolado.  
-Podemos volver a buscarla- Rocila se agacha.  
-¿Si?-  
-Conozco una entrada- Me dio esperanza.  
-Podemos ir ahora-  
-¿Si?-  
Después de unas horas, de viaje encontramos la entrada.  
-Zosume ¿Qué es Ariadna para vos?-  
-¿Qué es?- ¿Qué es ella para mí? Una mujer que conocí unos cuantos meses atrás, una mujer a la que fui atado, una mujer con la que hice un pacto y me volví su familiar. Una mujer que vi evolucionar, a la que vi ser fuerte. Una mujer que me dio su corazón y confió en mí. Una mujer que me hizo sentir cosas que nunca sentí. Que me dio vida cuando yo no la merecía. Que quise, que quiero. Ella es mía. Ella es mi vida. Y ahora dio su vida por mí. –Ella es mi libertad, ella es mi vida-  
-Entonces entremos por ella-  
-Si-  
-¿Qué hiciste?- Estaba sorprendido por mí mismo.  
-Solo te pregunte que era ella. Ahora sos libre, no tenes ningún lazo con ella. Entonces podías no sentir nada por ella y los sentimientos que tenías solo podían ser producto del lazo que tenían-  
-¿Y porque me preguntaste ahora y no antes?-  
-Es que los efectos del lazo duran entre una y dos horas. Ya llevamos más de siete horas-  
-Con razón-  
Entramos por la puerta de piedra.  
-Veo que Ariadna no se rinde fácilmente- Rocila señala la luz dorada.  
-Así es ella- Sonrió.  
-Vamos, tenemos que ir a ayudarla-  
Corrimos todos hacia la luz dorada que aparecía. Después de un rato llegamos al lugar. Se veía a lo lejos a Ariadna parada, lanzando unas bolas doradas hacia Solem, él esquivándolas. Se escucha a lo lejos.  
-Cuando te canses voy a ir a buscarte y no será bueno para ti-  
-Cuando ese momento llegue ya voy a estar muerta- Seguía. 
Esa es mi Ariadna a la que amo.