El Tren de los Sueños – El deseo de Leal

El viento golpeaba sus orejas, su lengua la llevaba fuera de su hocico, se hallaba corriendo entre la llanura y un denso bosque, escuchaba el aullar de varios lobos, todos corrían juntos como una gran manada, Leal se observaba así mismo como un líder de una gran manada de lobos, pero su sueño se desvaneció, era un perro mestizo, un can que vivía entre los humanos, se sentía acorralado entre sus fauces cada vez que miraba atónito con mirada de dulzura a su dueño, sentía que debía ser libre, correr por amplios senderos, llanuras verdes y frondosas. Ahora tenía un deber que cumplir y era proteger a su amo que tanto amaba. Sus pensamientos se envolvían observaba sus patas en un frio pavimento atado a una vida de una mascota, un perro que solo ladraría cuando el cartero pase frente a su hogar, que mordería las patas para poder atrapar una o varias pulgas, que jugaría cada vez que le lancen una pelota, se sentía desanimado acorralado tras unas rejas que dividían el bosque de cemento del bosque natural.

— Leal ven a comer — dijo una voz entre destellos de luces — tu comida favorita cachorrito.

Una caricia tras otra sentía en su lomo mientras comía pepitas de color, con un sabor extraño pero era lo único que le llenaba el estómago, no era un perro cazador, no conocía técnicas para cazar, en su hogar solo había un gato que dormía todo el día sobre la rama de un árbol, de vez en cuando lo perseguía por jugueteo pero su diversión terminaba cuando el gato desaparecía entre la ventana de la casa de sus vecinos, de pronto se vio Leal sobre un bosque sus patas estaba adoloridas  y observo a Daniel siento rodeado de varias personas malas que le querían hacer daño, Leal ladro muy fuerte hasta asustar a sus atacantes, corrió y lamio la mano de Daniel y Leal entre sus caricias le dijo al oído — Te protegeré cueste lo que cueste, es mi deseo, ser tu amo y noble guerrero — entre aquellas palabras una luz cegadora comenzó a destellar desde las manos de Daniel. Aquel sueño llegaba a su fin y con un fuerte ladrido advirtió que se despertó, moviendo la cola con desesperación salto sobre el cuerpo de Daniel, lo lamia como si hubiera pasado una eternidad alejado de él, ahora Karth estaba aún sumido entre sus pesadillas, tendría que enfrentarse a sus pesadillas y levantarse, pues no faltaba mucho para llegar a la estación del tren.