CAPÍTULO 6

Saludo al robusto hombre leyendo el periódico una vez he pasado cerca de la recepción. El sin fijarse en quien lo saludó, solo alza la mano y la agita en manera de respuesta.

Aunque sienta un poco descortés el hecho de no haberme dirigido la palabra, esbozo una sonrisa despreocupada, restándole importancia a lo sucedido y camino hacia al ascensor.

Estando al frente, presiono el botón para llamar a este. Mientras espero tarareando “Perfect” de Ed Sheeran, una persona se coloca a mi lado y al igual que yo, decide esperar pacientemente a que llegue a planta baja.

—Pase—Me invita el sujeto a mi lado al abrirse las puertas, enfatizando con un ademán. Sonrío a boca cerrada y le agradezco el gesto. El hombre era alto, de piel aceitunada, su cabello era negro azabache, corto y estaba perfectamente peinado hacia atrás. Sus grandes ojos eran una mescolanza llamativa entre verde y amarillo, los cuales resaltaban aún más por sus muy pronunciadas además de largas pestañas, poseía facciones marcadas, nariz respingada y varios lunares distribuidos por su rostro, cuello y tal vez en las demás zonas cubiertas por prendas oscuras.

—¿A cuál piso te diriges?

—Al último— Respondo con timidez, viendo como su dedo índice se destina a los botones. El sujeto al cual le calculo un poco más de veinticinco alza ambas cejas, mostrando suma perplejidad en su rostro. Arrugo mi frente, tratando de buscarle sentido a su sorpresa.

—Qué casualidad. Justamente me dirijo hacia allá— Comenta, logrando despertar mi curiosidad.

—Soy Auba, la niñera de Franco y Yasmina— Me presento, obteniendo la atención que quería por su parte. Extiendo mi mano, esperando ser correspondida y a su vez, aprovecho la oportunidad para lanzar la pregunta que ronda con insistencia mi mente—¿Y tú eres?

—Christian— Contesta, estrechando finalmente su mano con la mía—Soy amigo de Thiago, nunca mencionó que había contratado a una niñera.

Me quedo helada, cuestionándome si ha sido correcto o no, especificarle mi rol dentro de la familia Alhamad. De igual forma, nuestra conversación va hacia un punto muerto cuando el elevador se detiene y la presencia de mi jefe nos toma desprevenidos.

—¡Christian!—Lo llamó Thiago, acercándose con los brazos abierto y una sonrisa de oreja a oreja hacia su amigo—Creí que no volverías sino hasta después de haber cerrado…

—No hubo trato—Lo interrumpió su amigo, cerrando el abrazo con unas enérgicas palmadas en la espalda—Gregory no es una persona en la que debes plenamente confiar— Reconoció Christian apenas se separó de Thiago. Su tono parecía colmado de irritación, a lo que mi apuesto jefe coincidió con él.

—Es una pena, pero me alegro de que te hayas dado cuenta de la clase de estafador que es Gregory Palacios.

Me mantengo estancada cerca de ellos, escuchando de sus trabajosa a pesar de no saber de quienes hablan a medida que avanza la conversación. Muerdo mi labio inferior y con mis pies me balanceo de adelante hacia atrás con la tentación de entorpecer su plática para cerciorarme de que los niños estén aquí y no en casa de su abuela o si debo llevar a Santiago al futbol o a Yasmina al ballet.

—Oh...Christian, se me ha olvidado por completo presentarte a la niñera— Recordando mi presencia, Thiago coloca su mano sobre mi hombro izquierdo y la que está libre sobre el hombro de su amigo. Christian en broma me guiña un ojo rápidamente, antes de hacerse él sorprendo y extiende su brazo para estrechar su mano con la mía—Ella es Auba, Auba él es Christian. Mi mejor amigo.

—Es un placer conocerte, señorita— Nuestras manos se apegan una con la otra como especie de imanes. Thiago arquea una ceja al ver que Christian y yo nos regalamos sonrisas divertidas y miradas llenas de complicidad,  aun con las manos adheridas.

—Auba—Al escuchar la pronunciación de mi nombre, conduzco la mirada hacia mi jefe quien parece estar tenso. En seguida, suelto la mano de Christian, depositando toda mi atención en Thiago—Dentro de una hora o quizás dos, vendrá mi madre a buscar a Yasmina. Tiene presentación de ballet, no tengo tiempo de arreglarla, iré con Christian al trabajo, así que te dejaré a cargo de ello.

Thiago luego de darme esa enorme responsabilidad, me regala una sonrisa para congraciarse conmigo, asiento con la cabeza y previo a desaparecer de su vista, Christian se dirige a mí.

—Espero que nos volvamos a ver en otra ocasión, Auba— Se despide, regalándome de nuevo una sonrisa dulce, siendo conducido a arrastres por mi jefe.

Sin emitir palabra alguna, alzo mi mano y la muevo de un lado a otro para despedirme de ambos.

Cuando las puertas se cierran por completo, alguien a mis espaldas aparece, evitando a toda costa hacer algún ruido.

—¿Qué haces?— La voz que despilfarra inocencia me hace sobresaltar, incitando a que mi corazón lata a mil kilómetros por hora. La risita de Yasmina es la más tierna que he escuchado en toda mi vida, la pequeña pelirroja de ojos gigantescos y verdosos cubre su boca con la palma de su mano.

Abrazo a la pequeña y la envuelvo en mis brazos durante unos leves segundos y al instante, la alzo para luego bajarla y volver a repetir la misma acción, una y otra vez hasta que me agoto.

Ojala la relación que se está empezando a fortalecer entre Yasmina y yo, le sirva de ejemplo a Franco, para que se renuncie a tener una mala actitud conmigo todo el tiempo y por primera vez, me trate como de verdad me merezco.

—¿Debo hacerte un chongo?— Cuestiono al subir las escaleras tomada de la mano de Yasmina, quien me conduce hasta su alcoba. Al entrar, piso de manera descuidada a un minúsculo muñeco de mario bros que rechina en cuanto quito de encima mi pie, captando la atención de la pequeña que hace una mueca con sus labios, más no dice nada al respecto.

—Sí, la manera más fácil es esta— La niña me entrega un estuche atestado de ganchos, ligas para el cabello y muchos decorativos de florecitas de colores, que me imagino es para que resalte la corona que debo armarle por encima del moño—Solo sigue los pasos del tutorial.