Día 630.

Hoy desaparecí de la prisión sin decirle a Daryl adonde iba. Quería darle una sorpresa, para eso necesité la ayuda de Maggie y de su hermana Beth quien en su momento estaba cuidando a la pequeña Judith.

Quería hacer algo especial porque hoy era un día especial. Y sí que le di una gran sorpresa a mi querido Dixon, y aproveché de salir mientras dormía y también las horas que él estuvo lejos de la prisión para preparar todo.

A penas llegó a la prisión estaba enojado conmigo por lo que hice, pero calmé sus humos como solo yo sé hacer.

...

- ¿Dónde estabas? -dijo furioso-. Siempre avisas que saldrás y yo trato de convencerte en que no y al final te vas después de un larga sesión de... tú sabes -dijo ladeando la cabeza a un  lado. Reí un poco sonrrojándome ante su comentario-. Es la rutina.

- Amor -dije con tranquilidad-. Te estuve preparando una sorpresa.

- Ahora no es momento para sorpresas, Sarah.

- Siempre es momento para sorpresas -dije con una sonrisa traviesa-. Además, mira lo que encontré -dije sacando un pequeño paquetito color azul de mi bolsillo y me mordí el labio inferior-. Llevamos mucho tiempo sin hacerlo y quería que esta noche fuera increíble.

- Te amo, preciosa -dijo y se abalanzó sobre mi cuello plantando suaves y salvajes besos sobre él.

...

Daryl y yo pasamos la noche juntos como siempre. Ya tenía ganas de sentir su aroma, de sentir sus labios en mi cuerpo, sentir sus caricias. Era todo lo que deseaba obtener de él. Sentir su piel sobre la mía. No necesitaba nada más para ser feliz.

Estábamos cumpliendo 135 días juntos y tenía que celebrarlo, ya habían pasado más de cuatro meses y seguíamos igual que a como nos reencontramos. Nos amábamos y siempre es buen momento para recordarlo y demostrarlo de la mejor manera.

Mañana me iré a otra expedición y estaré fuera algunos días, por eso quiero disfrutar este momento todo el tiempo que pueda. Debo admitir que aún siento que todo esto es un sueño. Un sueño hermoso.

...

- También siento que estoy soñando -dijo plantando un suave beso sobre su hombro desnudo.

- Daryl -chilló-. Tu barba me hace cosquillas -rió.

- Lo que te va a dar cosquillas es otra cosa, ven aquí.

La haló hasta la cama que ambos compartían, comenzó a hacerle cosquillas con sus dedos en su cintura. Sarah reía a carcajadas al mismo tiempo que Daryl también besaba su cuello haciéndola reír aún más.

Cuando se detuvo ambos se miraron a los ojos.

- Tu cabello esta largo -dijo acariciándolo-. Me gusta.

Ambos se quedaron en silencio unos segundos. Daryl estaba pensativo y Sarah quería saber qué pensaba.

- Daryl... -susurró.

- Sarah, no me gusta que vayas afuera -confesó-. Me da miedo que no vuelvas, no quiero dejarte escapar. No otra vez.

Ella relajó su rostro y tomó rostro entre sus manos con ternura. Estiró el cuello para plantar un suave beso en sus labios y dijo:

- No iré a ningún lado -prometió-. Estoy aquí contigo ahora y siempre lo estaré.

- Te amo -susurró Daryl.

- Y yo a ti -secundó Sarah.

Ambos se besaron y se amaron toda la noche como si fuera la última de sus vidas. Ambos se juraron amor eterno. Juraron que siempre estarían juntos pasara lo que pasara. Juraron que su amor sería indestructible con cada beso, con cada caricia, con cada palabra que Daryl susurraba en su oído. Ella respondía a sus besos y a sus caricias demostrándole todo el amor que ella sentía por él. De esa forma se quemaron en un fuego que jamás podría extinguirse. Jamás.





 

"Trebuie să vă găsiți destinul: Debes buscar tu destino."  - Definitivamente ya lo encontré.

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