Episodio 13: Promesas

Darcy.

La música se detuvo de golpe y pude sentir cómo todos los presentes se nos quedaban viendo.

—¿Qué ven mis ojos? —dijo un chico entre la multitud—. ¿Ese es Reed, con Darcy?

—¿Qué, no se odiaban?

—¿Reed y Darcy son novios?

Eso fue todo lo que escuché, luego todo se convirtió en murmullos.

Puse fin al beso y miré a Reed.

—Pasarán el resto del año hablando de nosotros —manifesté sonriendo.

—No me importa. —Reed miró a Max y su rostro cambió de amable a frío—. No te quiero ver cerca de mi novia, o te romperé la cara.

Max levantó las manos como dándole la razón.

—Lo siento —empecé a decir, pero me quedé en silencio cuando Reed se quitó su camisa y me la puso.

Estaba sudada, no, completamente mojada en sudor, pero ahora mi espalda decía Cash.

—Vamos, te llevaré a casa. —Reed sujetó mi mano y nos dimos la vuelta.

Nos fuimos con calma tomados de la mano, pero a mitad del pasillo de salida, nos topamos a Mila, ella estaba cruzada de brazos y parecía muy molesta.

—¿Desde cuándo están juntos? —preguntó Mordaz.

—Eso no es tu problema —le respondió Reed.

—Se lo pregunté a ella —rebatió Mila.

Bajé la cara y me acerqué a ella, parecía estar bastante molesta y la entendía, al menos, eso pensaba.

—Reed fue mi año bisiesto —revelé en voz baja.

Mila se tapó la boca y negó con la cabeza.

—No puedo creerlo. —Mila me observó furiosa—. ¡Tienes semanas saliendo con mi hermano y no fuiste capaz de decírmelo!

—Tenía pensado contártelo…

—¿Cuándo? —me interrumpió ella—. Debiste decírmelo, esa era tu obligación como mi supuesta amiga.

La rabia corrió por mis venas y cerré mis manos en un puño.

—Mila, te entiendo, estás molesta, la noticia te cayó de golpe, pero mi vida no se basa en la aprobación de los demás, sino en lo que yo considero necesario.

—¡Es mi mellizo, el que decías que odiabas! —me reprochó ella y me golpeó con sus dedos índices en mis hombros—. Eres una hipócrita. ¿Con qué propósito te involucraste con mi hermano?

—¿Qué demonios te sucede? —Reed me tomó del brazo y me colocó detrás de él—. Ella no te debe explicaciones a ti, ni a nadie.

—Te creí mi amiga. Pero, solo buscabas una forma de meterte en mi familia. —Mila se dio la vuelta y se marchó.

Me quedé en silencio viéndola irse y dejé caer los hombros.

Sabía cuánto podía lastimar una persona que se sentía traicionada, pero también sabía que, lo que se decía molesto, generalmente, era lo que pensabas y sentías en realidad.

En serio, me había dolido su reacción y sus palabras me habían lastimado profundamente.

Reed no dijo nada más, solo me abrazó.

—Lo siento, me dejé llevar por mis celos y…

Levanté la cara y lo miré:

—Por favor, continúa, no te detengas.

—Mi hermana reaccionó mal, peor de lo que imaginaba.

—Este era uno de mis peores temores, no quiero verme en la posición de tener que elegir —murmuré a la nada.

—Mila es muy dramática y lo que dijo estuvo mal, pero seguro debe pensar esto con cabeza fría y vendrá a pedirte disculpas.

—Entonces, no todo está perdido, solo debe procesar nuestra relación. —Necesitaba creer lo que salía de mi boca, pero la realidad, era que, no tenía idea de lo que sucedería entre Mila y yo.

Ella era mi amiga, la quería mucho y no quería perder su amistad. Aunque, me hacía cuestionar: ¿Qué clase de amistad teníamos si por una tontería me ofendía, solo para sentirse superior?

—¿Quieres cenar fideo? —preguntó Reed cambiando de tema.

—¿No debes regresar con tu equipo y celebrar su victoria? —indagué acomodándome los lentes.

—No a ellos los he tenido por años, a ti, te tengo ahora y te quiero disfrutar.

Sonreí, me puse de puntitas y lo besé.

—Ve por tus cosas, te espero en el auto.

—De acuerdo.

Caminé hasta el auto de Reed y me apoyé en el capó. Miré al cielo, tratando de encontrar una respuesta en las estrellas.

Pero, verlas solo me puso triste y terminé derramando varias lágrimas. ¿Acaso era un pecado ser huérfana?

No pedí nacer, no pedí ser parte de este cruel mundo.

Me quedé así, hasta que, sentí los brazos de Reed rodear mi cuerpo.

—¿Me extrañaste? —susurró mordiendo mi oreja.

—Siempre. —Me di la vuelta—. ¿Te parece si comemos fideos en la terraza del hotel?