13- Encuentro

Se reunieron los dos como cada noche en el recodo del camino. Se saludaron con una media sonrisa y se pusieron a observar a la gente que pasaba, con caras de aburridos, las manos en los bolsillos y- aunque buscaban evitarlo siempre que podían- cierta tristeza en sus miradas perdidas.

De repente, rompiendo en jirones de luz, la capa nublada del cielo, descendió un ángel, batiendo las alas de manera exagerada, como buscando llamar la atención. Los dos que se hallaban al costado del camino se miraron y sonrieron, con algo de desdén.

- Miguel..., ¡saludos! ¿Qué te trae a la Tierra en un día tan frío como éste?- preguntó uno rascándose los cuernos broncíneos que le sobresalían de la cabeza.

- ¿Acaso comprendieron al fin, en las altas esferas, que hay que intervenir...?- dijo el otro como al pasar, mientras contemplaba con picardía su vieja guadaña.

-Me han enviado...- comenzó el arcángel- para darles caza, como siempre...Y como siempre, los encuentro aquí sin hacer nada, en pleno ocio. ¿Acaso han olvidado sus misiones?

- Tentar, corromper, enfurecer...- dijo el primero.

- Enfermar, envejecer, separar, olvidar...- recitó el segundo.

-Ellos hacen todo por nosotros...- dijeron a coro, un segundo después, señalando a los humanos que transitaban cerca, sin verlos, ni percibirlos, quizás sí intuyéndoles...

-Si ustedes no cumplen con su trabajo, yo no puedo cumplir con el mío. Mi guerra es con ustedes...- dijo Miguel más para sí que para ellos- ¿Acaso ya no me tienen miedo?

- ¿Miedo? Ellos sí que dan miedo. - repuso uno señalando a un par que pasaba por allí.

-Sólo a veces dan miedo. - dijo el otro- Los he visto mirar al cielo, esperanzados, clamando por un poco de amor celestial...

- Pero nadie parece oír - agregó el primero como respuesta- porque quienes deberían oír pierden el tiempo cazando a dos que lo único que hacen...es mirar...