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Luego de unos minutos de espera por fin la vi salir de su salón.

−¡Hola! –la saludé aproximándome.

−Oh, Eduardo –dijo ella algo sombrada –No pensé verte tan pronto

−¿En serio? –articulé encogido de hombros –De hecho quería pedirte perdón por no venir ayer. Después de clases fui a comer algo con algunos nuevos amigos de mi salón. Me insistieron y no pude negarme

−Vaya, así que ya eres popular desde el inicio –aseguró Frida con picardía –No me sorprende mucho

−Bueno, pero ya estoy acá para cumplir mi promesa –dije ignorando el alago –¿Te parece si volvemos al centro de estudiantes?

−De acuerdo, te seguiré el juego por el momento –aceptó ella con tono misterioso.

−¿Juego? –cuestioné confundido.

−Olvídalo –dijo Frida riendo un poco –Vamos

Llegamos nuevamente al centro de estudiantes. Mi suerte no pudo ser mejor pues los tres líderes se encontraban en el escritorio principal. Charlaban riendo casi a gritos. Aquel entorno tan amigable me animó a aproximarme decidido.

−Buenos días –los saludé elevando mi voz.

−Hola –me respondió el presidente estudiantil sonriendo –¿Te podemos ayudar en algo?

−No, no realmente –respondí con mucho respeto –Solo deseaba conocer a los tres líderes. La verdad soy un gran admirador del trabajo de la F.U.R. desde la preparatoria

−Gracias por esas palabras –articuló el presidente ofreciéndome su mano –Soy Javier Vasconcelos

−Soy Alicia Puma –me saludó la tesorera –Y el bobalicón a mi lado es mi novio Denis Zabaleta

−Yo puedo presentarme solo querida –intervino el vicepresidente riendo también estrechando mi mano.

−Mucho gusto –dije fascinado –Me sorprende lo mucho que han logrado en estos años

−Nos halagas con tu comentario –me interrumpió Javier –Pero la mayoría de los logros de la F.U.R. lo hicieron los líderes que nos precedieron

−Prefiero verlo como un trabajo en equipo a largo plazo –opiné.

−¡Bien dicho! –exclamaron el vicepresidente y la tesorera en unísono aplaudiendo.

−También vine porque pensaba anotarme como voluntario para la organización de los festejos de aniversario –me ofrecí sin dudarlo.

−¡Genial! ¡Mientras más mejor! –dijo la tesorera –Acompáñame. Yo misma te anotaré

Mientras seguía a la tesorera a un escritorio diferente me percaté que Frida se había quedado en el área de los sillones charlando con otros estudiantes.

−Ey Frida –la llamé agitando el brazo.

−¿Qué tal te fue? –me preguntó volviendo a mi lado.

−Son unos buenos tipos –respondí emocionado –Y voy a anotarme como voluntario de los festejos. ¿No te interesa hacerlo también?

Ella quedó pensativa por unos segundos con una adorable mueca.

−Mmm, claro. Suena interesante –dijo al fin sonriendo –¿Dónde nos anotamos?

CAPÍTULO 5

LOS TRES LÍDERES Y UN DISCÍPULO ESTRELLA

El capitán Alfonso Romero con un altavoz en mano trataba sin éxito de captar la atención de la masa estudiantil. El número de universitarios para ese momento ya sobrepasaban los 2000. Lo realmente extraño de la escena que la multitud presenció hace solo unos instantes es que aquel siniestro joven no había hecho ninguna exigencia, petición o reclamo. Tan solo se limitó a dar su nombre identificándose también como un estudiante afiliado a la F.U.R. De inmediato las megapantallas se apagaron dejando un gran silencio en el aire, el cual no duró mucho pues no tardó en convertirse en murmuros, luego en discusiones separadas y finalmente el griterío regresó con la misma cuestionante del principio: ¿Qué diablos estaba sucediendo?

−¿Alguien aquí conoce a ese tal Esteban Valentino? —preguntó el capitán con el altavoz al máximo volumen —¿Saben a qué carrera y año pertenece?

Era inútil. De los miles de estudiantes pocos llegaban a oírlo y aún más pocos le prestaban genuina atención. De todas maneras nadie a la vista estaba capacitado para dar información verídica del supuesto lunático que se había encerrado en el complejo por razones que aún estaban lejos de aclararse.

−¿Y ahora qué? —se dijo el capitán Romero mientras masajeaba sus sienes en un intento de no perder la paciencia.