7. Demuéstrame.

Baekhyun

—¿Entonces? ¿qué dices? —me preguntó Chanyeol mientras caminábamos a nuestro salón de clases.

—No.

—¿No? ¿Ni siquiera te lo pensarás?

—No —me encogí de hombros; Chanyeol intentaba convencerme de ayudarlo a cuidar a su pequeño primo, sus padres estaban fuera de la ciudad al igual que los del niño, así que le había tocado cuidar al pequeño diablito y quería arrastrarme a mí también.

—Baek, eres mi mejor amigo, además de eso, estoy medio enamorado de ti, vamos, ayúdame esta vez —mi respuesta habría sido la misma de no ser porque me había dado cuenta de las palabras de Chan, ¿por qué lo había dicho con tanta naturalidad? tal vez sólo bromeaba, quizás había sido sarcasmo, realmente esperaba que fuera una broma.

—No digas cosas como esa —le reprendí mientras ingresábamos a nuestra aula.

—¿Cómo cuáles?

—Como esa mierda de estar "medio enamorado" de mí —al llegar a nuestra aula, tomé asiento al lado de él.

Me miró un momento escudriñando mi cara.

—Sólo era una broma, no lo tomes a pecho —suspiró—. Entonces, ¿me ayudarás con mi primo?

Pude ver como el amigo acosador de Chanyeol se besuqueaba con el nuevo, la verdad me sentí más tranquilo de saber que Suho dejaría tranquilo al orejón.

—No, no importa lo que digas, mi respuesta seguirá siendo no hasta el fin del mundo.

—No puedo creer que acepté —me quejé con los brazos cruzados mientras miraba de mala gana como el familiar de Chanyeol babeaba mi teléfono, me hallaba en casa del orejón cuidando del niño que apenas tenía tres años, era una hermosura pero también demasiado travieso.

—Te lo agradezco, esto será mucho mejor estando contigo —me sonrió, no esa mirada de nuevo, no la que hace que me den ganas de besarlo.

—Como sea, le cancelé una cita a Taeyeon por ti, me debes una muy grande —con esto fui por el pequeñito para cagarlo entre mis brazos y besarle las suaves mejillas, en lo personal los niños me encantaban, yo quería un hijo cuando fuese más maduro para tenerlo.

—¿Por qué no le damos un baño? —preguntó Chanyeol mientras le acariciaba el cabello al pequeño.

—Buena idea, tal vez así se duerma —me encogí de hombros mientras abrazaba al niño y soltaba un beso en su frente. El pelirrojo me miró divertido.

—Son las dos de la tarde, no creo que Hee Young tenga sueño —arrebató al niño de mis brazos.

—¿Así se llama?

—Sip —la actitud de Park estaba demasiado divertida, eso me preocupaba, de todas maneras corrí por el niño, yo quería cargarlo.

—¿Puedo tenerlo un momento? —extendí mis brazos.

—Claro, puedes tenerlo el tiempo que quieras —con esto me dio al pequeño y se echó a correr en dirección a su habitación para encerrarse. Grité, lo insulté y pataleé un poco durante unos minutos, el imbécil me había dejado todo el trabajo a mí.

—Bueno pequeñito, sólo quedamos tu y yo —le dije a Hee, el niño sólo hizo una burbuja de baba, tan tierno.

No había que perder el control, ¿verdad? el caso es que había perdido al primo de Chanyeol, el diablito andaba deambulando por la casa, se había escapado justo cuando estaba a punto de bañarlo, ¿y mi asqueroso mejor amigo? en su habitación, probablemente durmiendo, el idiota me iba a matar.

—¿Hee? ¿Dónde estás? —me agaché para mirar debajo de la mesa de la cocina pero el niño no estaba ahí.

"Vamos, bebito, aparece ya" pensaba.

—¿Buscas algo? —la voz de Chanyeol hizo que se me helara la sangre. Me levanté del suelo inmediatamente, no sin antes darme un fuerte golpe en la cabeza.

—Eh... no, no yo —un momento—. ¡Tú! ¡Maldito hijo de puta! ¡Te encerraste en tu habitación y me dejaste la carga del niño a mí solo!

—No exageres —dijo en medio de un bostezo extendiendo sus brazos mientras caminaba hasta el frigorífico. Oh, ahora sí lo iba a matar.

Me abalancé hasta él con la intención de hacerle algún daño físico pero sólo bastó su enorme mano en mi cara para que me detuviera mientras con la otra sostenía una caja de leche y bebía directo del cartón.

—¿Qué no exagere? ¿Qué no exagere? ¡Perdí al pobre niño!

Sus ojos se abrieron como platos. Tal vez no debí decirle lo último.

—¿Perdiste a mi primo? —dejó la leche de lado y me tomó por los hombros. Se veía asustado lo que causó que mi enojo disminuyera un poco, le miré a los ojos.