#5

Su voz seguía torturarme una y otra vez desde que me había dado cuenta que pertenecía a él, la escuchaba una y otra vez dentro de mi cabeza, razón suficiente para no poder volver a dormir de nuevo, algo que con cada día que pasaba parecía acostumbrarme más, y razón suficiente para que mi humor no fuera el mejor del mundo y mucho más con la herida en mi rodilla que me hacía quejarme cada vez que daba un paso, después de todo, la herida había resultado mucho más profunda de lo que en el momento pude haber pensado, dejando de lado el dolor insoportable de cabeza que tenía a causa de todo el alcohol que había ingerido en tan solo una noche.

Yo solita me lo había buscado.

Pero que más podía haber hecho después de encontrarme con él, cantando la que alguna vez había sido nuestra canción, después de toda la mierda que había pasado entre nosotros.

¿Cómo podía ser eso posible? ¿Por qué?

Había hecho mi mejor esfuerzo para no cruzarme ni una sola vez con él, no tenía la energía para hacerlo, no después de como las cosas se habían desarrollado hasta ahora, algo que, gracias al cielo o mi suerte, había podido conseguir después de negociar un poco con el director, quien después de varios minutos, nos había permitirnos reunirnos con ellos en la última actividad del día, cosa que, aunque no me había librado por completo de su presencia, me había dado mucho tiempo para hacerlo.

Esta era la mejor manera que tenia de sobrevivir a esta locura.

La única forma de no saltar a sus brazos como lo había deseado desde que lo había vuelto ver.

Tenía que mantener mi dignidad.

—Partiremos al puerto en veinte minutos —Les recuerdo a los chicos en cuando el reloj en la sala marca la tres en punto, hora en la que habíamos quedado en salir para poder llegar a tiempo al lugar en donde se estaría llevando la última actividad del día, una a la que ninguno había podido desistir y mucho menos nosotros, los "anfitriones" de dicha actividad —Pasaremos mucho tiempo cerca del agua así que aquí están los protectores —Les entrego uno a cada uno, quienes no duda en tomarlos con familiaridad e instalarlos con rapidez —No olviden llevar protector solar, no quieres rostizarse allá afuera —Aconsejo respecto al horrible clima que hacia allá afuera, dejándome caer junto a James, quien no duda en pasar sus brazos sobre mis hombros consiguiendo que me acurruque un poco sobre él, disfrutando de su agradable cercanía.

Aquella que había vuelta a ser la misma de siempre, igual que con el resto de los chicos, durante los últimos días. Pues después de todo había logrado separar mi pasado de mi presente y era algo que, aunque no funcionaba al cien por ciento todos los días, me ayudaba lo suficiente para desarrollarme con ellos tal y como siempre lo había hecho.

No existía ningún tipo de incomodad entre nosotros a pesar de ser consiente de los sentimientos que mi amigo sentía por mí, había comprendido muy bien que no era de igual manera, por más que intentara algo con él estaba consciente de lo que único que podría causar entre nosotros sería una incomodidad muy difícil de superar, así que siempre era bueno ser sincera con las personas, a pesar de que puedas lastimarlas, algo que habíamos hecho siempre entre nosotros y gracias a ella no existía ningún tipo de incomodidad entre nosotros, podíamos ser buenos amigos como lo habíamos hecho desde el comienzo.

—Estoy emocionado, siempre he querido viajar en barco —Suelta con emoción Young desde el otro sillón de la sala, donde descansa un poco más, como todos, antes de tener que ponernos a trabajar, después de nuestro largo descanso.

—Yo siempre he querido ver chicos guapos sin playera —Suelta Alan robándome una pequeña sonrisa, recordando la infinidad de veces que me había obligado a ir a las playas en Australia, solo para ese simple propósito.

—Pero no es la primera vez que lo haces —Un cojín golpea mi rostro con fuerza, quejándome un poco antes de regresar el golpe que es perfectamente esquivado por él.

—Traidora —Se queja como un pequeño antes de enseñarme su lengua —Esas cosas no se dicen, soy confidenciales —Me recuerda como si aquello fuera el peor delito que existiera en el planeta, cosa que, si fuese así, el jamás lo tomaría como uno —Manchas mi perfecta imagen —Eso es lo que más puedo creer.

Claro, se trataba de Alan, quien cuidaba más su físico de entre todos nosotros.

—¿Has dicho perfecta imagen? —Young ataca, utilizando un tono sarcástico que nos hace reír a todos, excepto al rubio, quien no dudo en asentar un golpe sobre el estómago del pelinegro, quien se queja de dolor antes de inclinarse para recuperar el aliento perdido.

—Idiota —Alan lo insulta, girándose en mi dirección con furia en su mirada, listo para atacar al siguiente que se atreviera a molestarlo.

—Nos rendimos —Tomo la mano de James para alzarlas en señal de paz, suficiente para detener su ataque.

—Así me gusta —Sonríe con ironía al subir un número más al total de sus victorias acumuladas.

Rompiendo récord de nuevo.

—Vámonos —Nos ordena al tener el poder por un momento —Tengo ganas de comerme a alguien y cada minuto que pasa es tiempo perdido para conseguirlo —Aplaude para acelerar nuestros pasos, cosa que no funciona tan rápido como quisiera —¡¿Que no entienden?! —Grita con ansiedad en su voz —¡Necesito tener sexo esta misma noche! —Sus palabras me hacen reír a carcajadas, admirando su gran honestidad y disfrutando de ella.

Solo él podría gritar algo como eso con tanta libertad.

—Cállate —Young responde con asco en su mirada, demostrando su timidez para hablar de algo tan natural como lo era el sexo —No queremos saber tus intimidades —Le recuerda por vigésima vez en lo que va del año a pesar de no haber funcionado en lo absoluto.

—¡Oh vamos! —Alan responde con ironía —Todos aquí hemos tenido sexo, así que deja de lado tu negatividad y vámonos —Mis mejillas no pueden evitar ponerse rojas ante tal tema.