Prólogo

He pasado por tanto, que parece que no es un buen comienzo... a veces quisiera olvidar todo esto y despertar de esta horrible pesadilla en la que he vivido por 18 años.

Toda mi vida en este pueblo, aunque tenga bonitos paisajes y gente amable, ya no podemos quedarnos aquí por más tiempo.

Durante mi infancia he hecho de mi vecina una gran amiga, mi amiga Nadia. Ella vivía junto a mi casa desde que éramos unas bebés, fuimos juntas a la única escuela cercana y compartíamos todos esos hermosos recuerdos que aún nos quedan de este bonito, pero tormentoso lugar.

Desde que la conocí, nos llevamos muy bien, es como una hermana para mí. 

El día que decidimos irnos del pueblo, Nadia también se unió a la idea de salir con nosotros, con mi hermano menor y yo.

Un día antes de Navidad, mi madre consiguió vuelos para los tres. ¡Finalmente nos iremos de aquí! A finales de año nos iremos de este lugar. 

Estaba tan emocionada que pasaron muy rápido los días.

¡El día de nuestra partida ha llegado! Pasamos a recoger a Nadia en su casa; ahí vimos, en la puerta principal, a su Nana que contenía con una sonrisa forzada las lágrimas en sus ojos, sabíamos que iba a ser doloroso separarse de su única nieta, pero ella sabía que era por su bien.

Nadia abrazó a su Nana y entre sollozos pudo pronunciar. - Adiós Nana, te quiero mucho. - Se limpió ágilmente sus lágrimas. -Te llamaré en cuanto lleguemos a Loch.

-Mi niña, te voy a extrañar.- Se separó de Nadia y su mirada se dirigió hacia nosotros. -Cuídense mucho mis niños, los voy a extrañar.

-Hijos míos, no duden en llamarme cuando me necesiten, si desean regresar aquí están las puertas abiertas de su hogar.- Dijo mi mamá muy entusiasmada. -Los quiero mucho.

-Pronto nos veremos.- Dijo muy entristecido mi hermano.

Así, nuestra aventura empieza, ... estoy tan emocionada como triste.