Capítulo 1 – La patrulla Calzan 40

El sol apenas comenzaba a ocultarse tras las montañas del Ávila cuando el grupo scout Calzan 40 del Distrito Capital se reunió en círculo alrededor de la fogata. El aire frío descendía lentamente, y el humo de la leña húmeda dibujaba figuras extrañas que parecían tomar forma entre las sombras del bosque.

Marvin, siempre curioso y con una linterna colgando de su cuello, miraba con atención a Dima, quien hojeaba un viejo libro de historias venezolanas. Héctor, con su carácter valiente, afilaba un palo como si fuera una lanza improvisada, mientras Daniel contaba chistes para romper la tensión del ambiente. Leopoldo, más reservado, observaba en silencio, atento a cada ruido que provenía de la oscuridad.

—Dicen que en estas montañas habitó un médico alemán llamado Knoche —leyó Dima en voz baja, como si temiera que alguien más pudiera escucharlo—. Lo llamaban el Doctor Canoche… y se dice que aún ronda por aquí.

Un silencio pesado cayó sobre el grupo. Solo se escuchaba el crepitar de la leña. El nombre del doctor parecía resonar en el eco de la montaña, como si la misma naturaleza guardara memoria de él.

Tony, el scouter, tomó la palabra. Su voz era grave, cargada de misterio, y los chicos lo escuchaban con atención absoluta.

—El Doctor Gottfried Knoche llegó desde Alemania en el siglo XIX —comenzó a narrar—. Dicendi que construyó una hacienda en Galipán, muy cerca de aquí, y que guardaba un secreto oscuro: una fórmula capaz de embalsamar cuerpos sin necesidad de extraerles los órganos. Una fórmula que jamás reveló y que murió con él… o al menos, eso es lo que la historia cuenta.

Los muchachos se miraron entre sí, inquietos pero fascinados. El fuego iluminaba sus rostros, mientras las sombras jugaban a distorsionar sus expresiones.

Marvin rompió el silencio.

—¿Y si vamos a buscar esa hacienda?

La idea, que en cualquier otro momento habría parecido descabellada, ahora ardía en el aire como una chispa peligrosa. Todos sabían que esa noche no sería como las demás. Esa noche comenzaba una aventura que los llevaría directo al corazón del misterio, y quizá frente a frente con el propio Doctor Kanoche.