Capítulo 7 – La Revelación del Libro

Sentado sobre una roca, abrió el libro con cuidado. Cada página estaba cubierta de símbolos extraños, dibujos de criaturas entre lo humano y lo animal, y anotaciones que parecían escritas con sangre seca. A medida que avanzaba, Antonio comprendió que aquel no era un libro común: era un compendio de rituales, secretos y advertencias sobre la bruja del Ávila.

El primer capítulo hablaba de la “Luz que guía a los perdidos”, un antiguo ritual que supuestamente permitía ver a través de la bruma del bosque sin ser atrapado por los hechizos de la bruja. Antonio decidió probarlo; siguió las instrucciones, encendió un círculo de velas y recitó las palabras indicadas. La neblina a su alrededor comenzó a moverse, como si respirara, revelando senderos ocultos que antes estaban ocultos.

Pero no estaba solo. La bruja lo observaba desde la sombra de un árbol milenario. Su voz, como un murmullo de hojas secas, llegó hasta él:

—El que busca el conocimiento, debe estar dispuesto a pagar su precio.

Antonio sintió un escalofrío. El precio… ¿qué significaba? Sin embargo, la curiosidad era más fuerte que el miedo. Continuó explorando el libro, descubriendo secretos sobre plantas medicinales, pociones para protegerse de espíritus y advertencias sobre fuerzas que superaban cualquier lógica humana.

Al caer la noche, un brillo tenue apareció en el cielo: no era la luna, sino un orbe flotante que parecía seguir sus pasos. Antonio entendió que la bruja lo estaba guiando, o tal vez manipulando, hacia algo mucho más grande de lo que él había imaginado.