Capítulo 6: Un Pequeño Accidente Desató el Caos de la Maldición Vivida

En medio de la neblina nocturna, un pequeño accidente desencadenó una serie de eventos que sacudieron los cimientos de la maldición que me envolvía. El eco de un grito rasgó el silencio, resonando en las sombras como un presagio siniestro de lo que estaba por venir.

Un destello repentino iluminó la escena, revelando figuras en movimiento, sombras danzantes que parecían cobrar vida propia. El caos se apoderó del entorno, distorsionando la realidad y desatando fuerzas oscuras que se alzaban desde lo más profundo de la noche.

Yo, en el epicentro de la tormenta, parecía ser el nexo entre el mundo terrenal y el reino de lo desconocido. Su mirada, cargada de un poder ancestral, reflejaba la lucha interna entre la luz y la oscuridad, entre la redención y la perdición.

Un susurro ancestral se alzó en el viento, acompañado de aullidos que rompían la quietud de la noche. En medio del caos y la confusión, un destello de esperanza brillaba en lo más profundo de la oscuridad, una chispa de luz que prometía la posibilidad de redención y liberación.

El pequeño accidente, aparentemente insignificante, actuó como el catalizador de una cadena de sucesos que desencadenaron el caos de la maldición vivida. Yo estaba en problemas eminentes, tras ir a casa de mi abuela y obtener ese libro de cuentos abrí una tumba con mil demonios que alguien había encerrado y sellado en ese lugar y que mi abuela cuidaba casi no escapo de tal lugar, pero el hombre del sombrero me ayudo y pude manejarlo al final soy yo y ente libro con dibujos de mil bestias. El día era realmente brillante, pero yo era incapaz de disfrutarlo hasta que Jeff se sienta enfrente de mi mesa y me habla

- “porque tan distraída otra ves mmm”

En eso me quita el cuaderno quedándose atónico con las imágenes, caos por ser seres realmente feos y bien dibujados pero su tono de vos se volvió seria y su expresión cambio, pero completo

- “marta tú sabes que significa estos dibujos”

- “si son de historias que me contaba mi abuelita de niña porque”

- “podrías decirme quien era tu abuela”

- “soledad...” en eso el me interrumpe para terminar su nombre y ambos quedamos peralejos ante tal echo.

Las palabras fluyen en mi mente como un río que busca su cauce, llevándome a un mundo donde las emociones se entrelazan con los recuerdos. El silencio se apodera de la sala al finalizar las clases, solo interrumpido por el suave roce de su mano acariciando mi cabeza al alejarse. Esperamos el timbre de salida, y en ese instante, Betty me detiene cerca de la reja, agarrándose de mi brazo con ternura, como un chihuahua juguetón. Inhalo profundamente, preparándome para lo que está por venir, cuando sus palabras rompen el silencio.

"Marta, tengo que preguntarte algo... ¿qué tienes que ver con el accidente del 15 de marzo de 2011, frente al cementerio Kuxtal?"

La sorpresa me paraliza, mis labios se entreabren en busca de una respuesta que aún no tengo cuando, en medio de la escena, Jeff se acerca corriendo, pronunciando mi nombre a viva voz. Las miradas curiosas de los presentes se posan sobre nosotros, creando un instante incómodo que nos envuelve a los tres, detenidos junto a la reja de la escuela.

“marta necesito decirte algo tu abuela y mi abuelo, nosotros.”

“ey… cálmate no termines esa oración”

Le dije de manera que extendí mis brazos a su rostro tapando su boca con mis manos.

Las experiencias vividas anteriormente resultaron ser una combinación de vergüenza y extrañeza que, de alguna manera, nos condujeron a Betty y a mí escalando una colina en medio de un bosque. Al llegar, nos encontramos frente a una casa que recordaba a un antiguo templo del Medio Oriente, similar a las construcciones que se ven en las películas asiáticas. La belleza del lugar era impactante, pero la presencia inesperada de Jeff entre nosotros nos dejaba preguntándonos qué nos había llevado hasta allí.

Al adentrarnos a través de las imponentes puertas de madera, experimenté una sensación de ligereza única. El aire era fresco y liviano, algo inusual para mí, acostumbrada a ambientes cargados y pesados que dificultaban mi respiración y me hacían sentir el peso del mundo sobre mis hombros.

-"Chicas, bienvenidas a mi casa"- resonó la voz de Jeff, rompiendo el silencio del

Las revelaciones de Jeff nos sumergieron en un mundo de misterio y tradiciones ancestrales. Nos contó sobre su linaje, proveniente de una familia budista originaria de Tailandia, donde su abuelo había emigrado décadas atrás para desempeñar el papel de un brujo blanco, dedicado a limpiar casas de energías negativas y a exorcizar sombras y entidades demoníacas. La conexión con mi abuela, Socorro, parecía difuminarse en un enigma que se entretejía con cada palabra que salía de los labios de Jeff.

Mientras intentaba descifrar la relación entre mi abuela y este mundo de espiritualidad y protección, un anciano envuelto en una sábana amarilla, con los ojos en blanco como si estuviera en trance, hizo su aparición. Su presencia imponente y su voz grave resonaron en el aire cargado de misterio que nos rodeaba.

"Tú, eres la nieta de Socorro", exclamó el hombre señalándome con un gesto acusador. "Ustedes han desatado un caos terrible al liberar a todas las entidades que maldicen este mundo",

Después de finalizar esa escalofriante revelación, nos adentramos en la casa y Jeff nos relató la trágica historia de amistad que compartió con mi abuela. Su narración se tornó aún más sombría al revelar que, tras un accidente, perdió la vista y con ella la capacidad de ver a los seres humanos, solo a las entidades demoníacas que acechaban en las sombras. Aunque parecía una historia increíble, cada palabra que salía de sus labios resonaba con un aire de verdad que helaba la sangre.