Capítulo: 4

Todos estábamos reunidos esperando la entrada del nuevo jefe. Algunos murmuraban de que debía haber sido un hombre muy rico para haber comprado la revista y otros tenían miedo de ser despedidos. No lo niego a mí, también este cambio me había sorprendido y más que nada no podía dejar de pensar en qué estaría haciendo Emilio es por ello que mi vista se dirigía constantemente en la oficina al punto de voltearme a mirar hacia allá. Un silencio estremecedor me hizo deducir que el nuevo jefe había llegado y cuando me volteé a ver había un hombre vestido de traje frente a mí a unos pocos pasos de distancia. Mi vista subió desde el suelo hacia el rostro y di un paso hacia atrás quedando completamente helada.

—¿Estefan? —balbuceé... Qué mierda estaba haciendo este tipo aquí parado frente a mí a no ser que, no no podía ser, Estefán era el nuevo dueño de la revista, tragué en seco mirándolo a los ojos.

—¿Nos conocemos? —preguntó. Maldita sea era Estefan, aún no podía creerlo, era absolutamente igual a como estaba en la Universidad, la única diferencia era que ahora estaba un poco más ancho de espalda y musculoso y que además tenía una pequeña barba en su rostro. Su vista fija en mí exigía una respuesta y yo simplemente me limité a negar con la cabeza siendo incapaz de gesticular palabra y volviendo a mirar nuevamente a la oficina donde suponía estaba Emilio.

—¿Hay algo en esa oficina más importante que yo? —preguntó y yo tragué en seco antes de responder.

—Sí—balbuceé y él enarcó ambas cejas cruzándose de brazos. Por supuesto que en esa oficina había algo más importante que él: nuestro hijo, un hijo que él ni siquiera sabía que existía y que tampoco debía conocer, pero yo había cambiado mi identidad, había bajado de peso y era muy diferente a como estaba antes, le sería casi imposible reconocerme.

—Me gustaría saber que es más importante que conocer a tu nuevo jefe quien empezará cambiando absolutamente todo lo de esta revista, empezando por el nombre y continuando con todos los trabajadores que no cumplan con mis exigencias que son muchas.—pronunció —le hice una pregunta y espero su respuesta—agregó y lo miré llena de odio, llena de recuerdos, la única respuesta que quería darle era una bofetada que le recordara lo bajo y miserable que él era. Pero mi supervisora se adelantó sabiendo que era a Emilio a quien tenía en mi oficina y que él era lo más importante para mí.

—Lo màs importante para Juliet es su trabajo—respondió Grace mi supervisora refiriéndose a mí. Así es como todos me conocían aquí como Juliet Coonor, fue la nueva identidad que tuve que asumir para empezar una nueva vida luego de que aquel maldito video se viralizara. —Juliet está trabajando en un importante artículo sobre los cambios físicos y emocionales que han enfrentado las modelos más famosas del país, ha tenido entrevistas personales con varias de ella. Y es que Juliet Coonor —me señaló—es la principal redactora de nuestra revista.

—Buena actitud—se limitó a decir antes de comenzar con su miserable discurso de cómo aspiraba convertir la revista en un riguroso régimen para sus trabajadores despidiendo a todos los que no cumplieran sus patéticos requisitos. Todos los escuchamos sin embargo su vista no dejaba de estar en mí continuamente ¿será que me había recordado? Al fin terminó y caminaba a mi oficina, estaba a punto de abrir la puerta cuando Grace me alcanzó.

—¿Juliet qué haces?—preguntò.

—Gracias te debo una—pronuncié.

—Tienes que tener cuidado si no quieres que te despida, has visto el carácter de ese tipo—agregó.

—Un patán—dijExacto,ferente.

—Exacto pero tienes un buen trabajo y según dijo recortará personal y aumentará el salario de los que queden—repitió lo que dijo el jefe.

—No sé si quiera quedarme.

—Juliet no puedes darte por vencido tan fácil—pronunciò mientras yo abrí la puerta—tienes un hijo que mantener.

—Emilio—pronuncié mirando hacia todos lados sin alcanzar a verlo—, ¿dónde está Emilio?cuestioné algo agitada ahora donde estaba ese pequeño travieso.