Cómo seducir al Magíster

En un mundo donde la magia es poder y la disciplina es ley, incluso un beso puede ser motivo de escándalo… o convertirse en el inicio de un juego donde las apuestas son mucho más altas que la reputación.
La adepta Alisa Lefer no es de las que callan cuando los límites de lo permitido se desdibujan. Pero, ¿qué hacer cuando el propio magíster de Moran —temible y frío— de repente resulta capaz de algo más que dar lecciones?

— Por supuesto, puede presentar una queja formal, adepta Lefer —su voz sonaba firme, casi indiferente.
— ¿Una queja por un beso? —aclaré.
Él asintió apenas perceptiblemente. Ninguna emoción, solo cejas fruncidas.
— ¿Para qué? —sonreí. — Magíster, usted besa… demasiado bien como para que eso sea un crimen.