Capítulo 8: Varias oportunidades

Comencé a sentirme un poco incómodo y rápidamente abrí los ojos, mi cuerpo comenzó a hiperventilar con demasiada rapidez y a la vez esto me dejo muy asustado, mi alrededor había cambiado por completo, yo ya no me encontraba en aquella horrible alcantarilla o en ese sitio lleno de paz, parecía que había vuelto a la tierra pues pude ver la ciudad. La lluvia había parado pero aún quedaban restos de la misma y las nubes se mantuvieron en el cielo con gotas pequeñas y de una frecuencia muy baja cayendo al subsuelo.

Comencé a mirar hacia todos lados pues no comprendía lo que había sucedido, y sin muchas respuestas simplemente caminé, “¿Estoy muerto?” pensé, pero todo se veía demasiado real… al pasar por un local uno de los cristales estaba roto y parte del vidrio en el suelo lo que me permitió mirarme a mí mismo; yo me veía en perfecto estado pero había algo ligeramente diferente… En mi pelaje una mancha blanca apareció exactamente en mi pata delantera izquierda, pensé que estaba simplemente pintada e intente lamerla para remover la mancha, pero esta estaba completamente impregnada en mi pelaje.

• Supongo que es la primera vez que mueres. – Preguntó una curiosa voz. – jajaja, vaya mimado. – Se burló.
• ¿Quién es? – Pregunté temeroso y girando mí cabeza intentando ver a quien hablaba.
• Por acá, de este lado. – Afirmó la voz haciéndome mirar hacia arriba cerca de los cables de luz. – Ándale, ahora si me miras. – Era un gato de edad avanzada con un pelaje realmente bello y abultado.
• ¿Quién eres? – Pregunté sin moverme de donde me encontraba.
• Mi humano gusta llamarme: “Algodón”, aunque siendo sincero siempre preferí el nombre de: “Señor”, “Majestad”, “Dios” o algo que fuera afín a mí, ¿me entiendes?
• Lo cierto es que no. – agregué, pues era un gato más y estoy seguro que un Dios no era…
• Bueno, no importa. – Replicó y bajó de donde se encontraba hasta estar a mi altura. – Curioso, hacía mucho tiempo que no veía a uno como tú, dime ¿cómo fue?
• ¿Disculpa? – Lo cierto es que no comprendía de lo que hablaba.
• ¡Estar allá arriba por supuesto! – Contestó enérgicamente. – Nunca he muerto y me da mucha curiosidad por mirar allá, pero tampoco es que quiera sacrificar una de mis 7 vidas solo para saciar mi curiosidad… - Terminó de decir y comenzó a darse un baño.
• ¿7 vidas? – Le cuestioné sin dejar de mirarlo.
• … - No me respondió y en cambio comenzó a ahogarse con su propio pelaje, creo que a causa de mi pregunta… - ¡Cómo es esto posible! – Refunfuño con fuerza y me miraba boquiabierto. - ¡Eres un gato!, ¿o no? – Su mirada se clavaba en la mía con fuerza y demasiado asombro.
• Si… - Respondí confundido.
• ¡Entonces como es posible que no sepas más que nada de tu raza! – Su voz se hacía cada vez más fuerte y de igual forma se acercaba mucho a mí. – ¡Es conocimiento común que los gatos tenemos 7 vidas!
• … - Yo solo me quede mirándolo sin decir una sola palabra.
• ¡No puedo creer lo que mis ojos me muestran! – Sus reclamos parecían demasiado asombrados, me tomo de mi cola y comenzó a jalarme hacia un callejón.

Dentro del callejón varios gatos nos miraban aunque ninguno hacia comentarios, simplemente se limitaban a observar mi pelaje y a susurrarse cosas entre ellos.

• No les des importancia. – Dijo el gato que me estaba arrastrando. – Seguramente estarán apostando la forma en la que has muerto.
• Vale… - Dije simplemente dejándome llevar, aunque lo cierto es que sigo sin saber a dónde.

Pasamos unos minutos caminando, bueno el… hasta que llegamos al final del callejón, a una izquierda del mismo había un hueco en la pared por el que entramos, al estar del otro lado todo era como una gigantesca comunidad repleta de gatos de todos los tipos y colores, todo parecía armonía aunque de pronto y ocasionalmente algunos peleaban o se ofendían…

• Ya casi llegamos. – Afirmo el gato que me llevaba con él. – Solo un poco más.
• ¿A dónde vamos? – Pregunté.
• Lo sabrás cuando estemos ahí. – Contestó secamente.

Tras varios minutos más doblamos una esquina y justo al final de ese pequeño corredor estaba un gato enorme sentado sobre un cojín masticando un hueso de pollo, al mirarnos soltó la pieza y nos miró profundamente.

• ¿Primera vez? – Pregunto aquel gato a quien me acompañaba.
• … - Quién no respondió, simplemente asintió con la cabeza, se despidió de mí y se marchó.
• Entonces. – Comenzó a decir aquel gato gordinflón. - ¿Cómo moriste?
• Fui asesinado por una rata… - Respondí con voz seria.

Instantáneamente absolutamente todos los gatos que nos escuchaban se comenzaron a burlar, incluido el gato obeso.

• ¿Es un chiste? – Preguntó.
• No lo es… - Afirmé.
• Bueno… - El intentaba evitar la risa, pero le era simplemente imposible. – Ya que es la primera vez que mueres supongo que debo darte unas cuantas indicaciones… Como bien podrás ver, tu pelaje ha cambiado y esto se debe a que has “gastado” una de las vidas con las que has nacido, de las 7 que poseías solo te quedan 6, sabrás fácilmente cuales gatos han gastado vidas pues siempre el pelaje cambia en los mismos sitios para todos: “Patas delanteras, patas traseras, frente y cola”, a la séptima vida pues sobra decir que no podrás volver… En este momento te convendría quedarte aquí con nosotros para que te acostumbres a lo que es nuevamente la vida, pero si quieres marcharte estás en tu derecho.
• ¡Si te vas cuidado con las ratas! – Dijo un gato de voz áspera que estaba en el techo revolcándose de la risa. Todos los que estaban a su alrededor se burlaron junto con el…

No necesitaba más, para decidir irme de allí.

• Agradezco su “hospitalidad” – Dije con sarcasmo. – Pero debo encontrar a mi pequeña gigante… Si no me encuentra es probable que regrese a ser lo que era antes, y no quiero eso.
• Haz lo que desees. – Dijo entre risas por los comentarios de los demás gatos. – Mantente alerta, no desperdicies tus vidas por estupideces y aún menos por un humano.