Capítulo 18: El Portal de las Consecuencias

En un rincón olvidado de la dimensión que Álvaro y sus compañeros habían comenzado a llamar hogar, se encontraba un portal diferente a cualquier otro que hubieran visto antes. Este no era un pasaje a otro mundo de maravillas, sino un espejo oscuro de su propia realidad, un reflejo distorsionado de los errores y horrores de la humanidad.

El portal había permanecido inactivo durante eones, pero las acciones de los viajeros habían comenzado a despertarlo. Cada paso en falso, cada decisión egoísta, cada momento de ira o miedo, alimentaba el portal, dándole la energía necesaria para abrirse.

Moira McAllister, con su conocimiento de los antiguos textos, fue la primera en notar los cambios sutiles en el bosque luminoso. Las criaturas de leyenda, una vez amistosas, comenzaban a mostrar signos de inquietud. Los árboles que brillaban con luz propia ahora parpadeaban con una luz tenue, como si una sombra se cerniera sobre ellos.

Álvaro, con su sensibilidad a las vibraciones de las dimensiones, sintió un zumbido discordante que no había estado presente antes. Era como si una melodía desafinada se superpusiera a la sinfonía de la realidad, creando una cacofonía que solo él podía percibir.

Juntos, decidieron investigar, y lo que encontraron fue un portal que parecía estar hecho de pura negatividad. Era un vórtice que absorbía la luz y la esperanza, y en su núcleo, se vislumbraban escenas de guerras, destrucción y desastres naturales provocados por la imprudencia humana.

Los viajeros se dieron cuenta de que debían enfrentar las consecuencias de sus propias acciones, así como las de toda la humanidad. Este portal era un recordatorio de que cada elección tiene un peso, y que el equilibrio de las dimensiones dependía de la armonía entres ella