Huracán.

Capítulo dos.

—¿Evan, alguna vez me harías daño?

—¿Por qué me preguntas eso?

—Contéstame —Susurro, rozando sus labios— ¿Serías capaz de hacerme daño?

—No.

¿Lo prometes?

—Sí, lo prometo.

Harper.
   
  

Me miro al espejo y reviso mi atuendo. El vestido azul me quedaba genial, no voy a alardear de que soy un cuerpo perfecto o que soy la cara más bonita pero hoy en verdad me pasé, me veo demasiado bella, mi cabello negro resalta y mis ojos verdes se ven cautivadores con el maquillaje que traigo.

Repaso todos los ángulos solo para estar segura que me veo bien. Reviso mi cabello, maquillaje y zapatos. Vamos a darle la bienvenida a Danna como se lo merece, en un bar con buen baile y licor. Y lo que sé que espera ella, buen sexo.

—No sé si decirte cielito o bombón, ¿estás segura que no te van los tríos? —pregunta Adam burlonamente recostado en el marco de la puerta. —Aunque, ahora que recuerdo...

—¡Cierra la boca!

—¡Oh, vamos! Yo se que quieres. Es más, te ofrezco un lugar especial en mi cama. ¿Que te parece, mi amor? —Cuestiona de manera divertida.

—Vete al demonio, Adam —Murmuro, dándole la espalda.

Bufa y creo que masculla un "Tu te lo pierdes" mientras se dirige al otro cuarto mientras espera que termine de arreglarme.

Adam Walsh es la persona más impaciente que conozco, así que solo por hacerlo molestar demoro un poco más así ya me encuentre lista. Pasados quince minutos vuelve ya impaciente diciendo que llegaremos tarde por mi culpa y que su amigo se esta durmiendo en mi sofá porque se aburre de esperarme, con rapidez me aplico perfume, agarro mi teléfono y me encamino fuera del apartamento con ellos siguiéndome el paso.

Benjamín. El amigo de Adam era rubio, su nariz respingada y labios carnosos llamaban la atención al solo darle una mirada. Sus ojos eran oscuros y justo ahora se encontraba serio, muy serio. Vestía una camisa blanca junto a una chaqueta de cuero negra, su pantalón era de jean y era oscuro. Vestía simple pero se veía delicioso. Era alto y tenía ese porte y mirada de chico rebelde. Toda una tentación andante.

Al salir los tres del edificio tomamos un taxi y nos dirigimos al bar donde quedamos en encontrarnos con Danna, Brooke y su novio. Al llegar al lugar indicado, Benjamín paga y nos encaminamos dentro del lugar. Ninguno de nosotros vino en auto porque nadie quiere ser el conductor designado.

Esa mierda es lo peor.

La razón por la que me encuentro con Adam es porque lo invite a venir conmigo y el susodicho aceptó solo si traía un acompañante y como no quería venir a verme como pendeja por no tener una pareja para bailar acepte a su amigo. Me esperaba otro tipo de hombre y me desilusioné cuando el tipo lo único que hizo al estar en mi apartamento fue darme una mirada fría junto a un seco "hola" para luego adentrarse al apartamento y acostarse en mi sofá sin esperar que yo los dejara pasar.

Pedazo de imbécil. Puede estar muy bueno pero ya perdió el encanto.

Al entrar nos golpea de lleno las luces de colores y trato de localizar a mis amigas en el gentío, como no las veo por ningún lado Adam, Benjamín y yo nos dirigimos a la barra. Ordenamos una bebida y en lo que estamos ahí le escribo un mensaje a Brooke preguntándole donde están y le informo donde nos encontramos en el momento.

Mi celular vibra en respuesta.

Brooke: "Estamos en los privados, en una de las mesas del fondo, ven."

"Ajá, ¿y como pasamos al gorila? Genia."

Brooke:"¿Eres idiota o te haces? Danna se encargo de eso, solo ven ya."

Suelto una pequeña risa, imaginando que habrá hecho mi amiga. Les hago saber a mis acompañantes que ya se donde se encuentran y me dirijo a la zona privada seguida de ellos al terminar nuestras bebidas. Al acercarnos un guardia de seguridad nos intercepta cubriendo la entrada, con dureza pregunta mi nombre y el de los hombres a mi lado. Al dárselo, habla por un micrófono diminuto que se encuentra en su camisa y después de verificar que nos encontramos en la lista para mi sorpresa nos deja pasar muy fácil.

—¡Hasta que por fin llegas! ¿Que te hizo tardar tanto tiempo en llegar? —exclama Danna. Viste un top color blanco y una falda falda corta de color morado. Su cabello viene suelto y con ondas y sus zapatos son altos. Está mirándome de arriba a abajo con una sonrisa, después de ello nota a mis acompañantes y ahoga una exclamación para luego indiscretamente preguntar—: ¡¿Estabas haciendo un trío, perra?!

Que sutil, maldita.

—Oh si, ¡Hola Harper! ¿Como estás? —murmuro con ironía. —Yo bien, ¿Y tú? ¡De maravilla! Deja te presento a mis amigos que son tu regalo de bienvenida... Oh no, espera, que no me dejaste ni saludar, zorra.

Poso las manos sobre mis caderas y ella suelta una risa para acercarse y darme un abrazo.

—Nos somos ningún regalo de bienvenida, cielito —masculla Adam acercándose peligrosamente a la pelirroja cuando ella se aparta de mí y tomando su mano para dejar un suave beso sobre esta—, pero sí que podemos darle una.

Mi amigo guiña un ojo en su dirección y la mencionada sonríe coqueta apartando su mano con suavidad. El castaño se recompone y agrega:

—Mucho gusto, me llamo Adam y él es mi amigo Benjamín —dice acercándose a Danna y plantando un beso el su cachete para luego tomar su mano y ponerla sobre la de Benjamín, que —para mi sorpresa— le sonríe y guiña un ojo en su dirección.

Mira eso, que picaron.

Me acerco a Brooke y a su novio Dylan. Por un lado, la linda morena se levanta con alegría y me da un abrazo de muerte, su pelo liso se encuentra recogido en una cola y trae un vestido rojo matador, sus ojos oscuros tienen un suave maquillaje y sus labios van pintados moderadamente. Por otro lado, Dylan es un rubio bromista y amigable de ojos verdes que, por alguna extraña razón, soporta a mi amiga. Viene con una camisa azul manga larga y unos jeans blancos. Se levanta, me saluda dándome un suave beso sobre la mejilla y se presenta con mis acompañantes junto a su novia.




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