Capítulo XXIII

A ambos lados del calabozo, dos guardias fuertemente armados custodiaban la puerta.Beatriz pidió que abrieran,pero los soldados se negaron:

_Por órdenes expresas de Su Alteza Real, la prisionera tiene prohibido recibir visitas.

Beatriz se impaciento':_soy la futura reina,¿se negarán a obedecerme?.

Los dos hombres confundidos se miraron:_Lo sabemos Milady,pero el príncipe nos castigará por desobedecer_se apresuraron a disculparse. _No se preocupen por eso,yo hablaré con él personalmente, ahora por favor, abran la puerta,mi visita será breve_ordenó con firmeza.Los guardias,aún titubeando se decidieron a dejarla pasar. Margaret estaba arrinconada como un animal salvaje en una esquina.La celda era oscura y húmeda, en un extremo,un estrecho camastro y un cazo de hierro conformaban todo el mobiliario.Beatriz hizo una mueca de tristeza,su hermana ambiciono' todo y se había quedado sin nada.Margaret clavó su mirada torva en su gemela:

_Al final te saliste con la tuya,imagino que estés más que satisfecha, ¿has venido a reirte de mi desgracia? Beatriz se acercó a la atribulada muchacha:

_Sabes que nunca seria capaz de alegrarme  de tu infortunio, pero tú misma cavaste tu tumba,asesinaste,mentiste y trataste de quitarme del camino incriminandome,pero te perdono,al final eres mi única familia_ respondió con dulzura.Margaret cambió de golpe su actitud ofensiva,su rostro se suavizo':

_Está bien hermanita,sé que actue' mal y merezco este castigo,sólo deseo un pequeño favor.Emocionada por sus palabras y creyendo en un sincero arrepentimiento, Beatriz se acercó aún más: _lo que quieras hermana.

.Margaret se incorporó de entre las sombras y sin que la ingenua Beatriz se diera cuenta, esgrimió el cazo de hierro propinandole un fuerte golpe en la sien dejándola inconsciente.

_Deseo que tomes mi lugar una vez más,tonta,mientras yo me alejare' para siempre de ti,del idiota del príncipe y de este maldito lugar_murmuró entre dientes con una sonrisa siniestra.Sin perder tiempo,se vistió  rápidamente con las ropas de Beatriz y le puso las suyas,luego la acostó en el camastro y arreglandose un poco el cabello tal y como lo traía su hermana,dio un toque en la puerta avisandole a los guardias que ya iba a salir.

Éstos sin sospechar nada abrieron:_la prisionera está indispuesta y se ha quedado dormida,no debe ser molestada por ahora_ ordenó manteniendo la cabeza gacha e imitando en todo el tiempo la voz y los gestos de Beatriz.Los guardias habían notado algo raro en el aspecto y la actitud de la muchacha, pero para no desagraviarla, decidieron dejarla marchar.Cuando se perdió de vista,abrieron rápidamente la celda,donde efectivamente se encontraba Beatriz desmayada y cubierta de sangre.Inmediatamente los soldados se dieron cuenta de la jugada.Mientras uno cargaba a Beatriz para llevarla a su habitación, el otro corrió a avisar al príncipe y dar la alarma.Pero ya era tarde,La ladina Margaret había corrido a todo lo que daban sus lastimados pies,escaleras abajo,hasta llegar al sótano del palacio.allí caminó a tientas en la oscuridad y llegó hasta una alcantarilla.Se introdujo en las aguas pestilentes hasta llegar a un desagüe donde toda la inmundicia del Palacio se precipitaba hacia un río que corría en dirección al bosque.La perversa muchacha se dejó arrastrar por la corriente hasta llegar a un remanso,luego siguió corriendo y llegó al lindero del bosque.Por haber cruzado el río, los perros no podrían seguir su rastro,entonces decidió seguir camino bosque adentro hasta encontrar algún poblado lejano donde no fuera reconocida.

Mientras,Beatriz era atendida por el médico real en presencia del príncipe.Cuando logró recuperar la conciencia, éste le reprochó con severidad por su descuido:

_¿Cómo pudiste creer en ella otra vez,y cómo te atreviste a pedirle a los guardias que me desobedecieran?.Beatriz se incorporó trabajosamente en el lecho:_perdón amor,pero no resisti' la tentación de ver a mi hermana una vez más,