Coincidir, conectar.

Cuan diferente es 
coincidir y conectar. 
Mientras uno cruza miradas, 
el otro ya hizo su magia 
fusionando las almas.
Uno es temporal, el otro es 
hasta el final.

Porque, sí, uno puede 
no conllevar a otro. 
Y por desgracia, coincidir 
no viene con letras chiquitas 
como advertencia.

La fortuna te sonríe si, por lo menos, logras conectar 
una vez en la vida, 
y la vida te ha mirado con amor si ocurre más de una ocasión.

Porque las coincidencias 
abarcan un porcentaje considerable.
Que las almas se reconozcan, una bendición.

El trabajo de reconocer las diferencias,
implica: salir de las expectativas,
cerrar los ojos, abrir el corazón 
y abrazar lo que el otro es y yo no soy,
lo que yo soy y el otro no es.
Embarcarse en navíos extraños 
y navegar por mares que, picados o en calma, nos conducen 
a una mejor versión de nosotros.

Coincidir, 
puede suceder a la vuelta de la esquina, 
dejando una sonrisa... 
Que bien es recibida.

Conectar, 
puede suceder solo en momentos 
que se está bien despierto...
Aunque apenas se haya dormido.