Iván Y Su Orgullo Destrozado.

Nigel se despertó y me abrazaba mientras estaba despertando.
-¿Qué crees que haces?-le pregunté.
-Te estoy abrazando. ¿O es que tu novio es el único que puede hacerlo?
-Nigel, tú eres mi mejor amigo, así que no te creas inferior a Miguel.
-A mí me parece que él se apega a ti de esta forma para hacerlo de lado.
-¡Nigel, no empieces!
-Bueno, es solo una suposición.
-¿Por qué mejor no buscas a un chico para ligar?
Se levantó de la cama. Respondió nervioso:
-Ya encontré a uno. Pero todavía no hablamos personalmente.
-¿Cómo se llama?
-Es el amigo de Miguel con el que comparte el cuarto.
-¿Rafael?
-Sí, ése es.
-¿Tienes alguna intención de acostarte con él?
-¡Sí! Él también, pero no tenemos sitio.
-Si ese es el problema, yo lo solucionaré.
-¿Cómo harás eso?
-Después del partido, Miguel y yo nos iremos a la otra habitación, y tú puedes usar esta.
-No lo sé, Lucas. No todos somos tan atrevidos como tú.
-En la primera cita es así, Nigel. Tienes que hacer que demuestre esa atracción por ti. Si ya la notas a la primera, no te detengas y entrégate a sus brazos.
-¿Hiciste eso con Miguel?
-Digamos que sí. Y tú puedes hacer lo mismo. ¿Qué me dices?
-¡Lo haré! No desaprovecharé una oportunidad como esta.
-¡Así se habla! Ahora debemos alistarnos para ir al partido.
-Entra tú primero a la ducha.
-Por favor no me espíes mientras me ducho.
-No desconfíes de mí. Yo sé que no soy digno de verte desnudo.
-No exageres. Sólo me gusta dejar bien claro nuestra amistad.
-Ah, eso. Ve con cuidado, Lucas.
Entré a la ducha y me desvestí. Sentía el agua recorrer mi cuerpo. Esto me daba alivio y alegría.

****

En el primer partido, el equipo de nuestro colegio resultó ser el ganador. La alegría de Miguel era abundante que hasta yo pude percibirla. Tuve que hacerle una propuesta para irnos al cuarto y estar a solas.
-Miguel, quisiera felicitarte de una manera muy especial y yo sé que te gustará.
-¿Dónde será?
-En la habitación donde estás.
-Muy tentador, pero está Rafael.
-Ya lo tengo solucionado: él irá a la habitación de nosotros y estaremos sin nadie que nos interrumpa.
-Lucas, tu provocación hace que me excite.
-Aquí no lo hagas, Miguel.
-Iré después del almuerzo.
-¿Vas a estar con tus compañeros?
-Sí. Pero iré enseguida.
-De acuerdo.
Miguel entró a los vestidores. De repente, escuché a alguien decir mi nombre. Regresé a ver quién podría ser.
-¿Iván? ¿Qué haces aquí?
-Bueno, vengo porque Benjamin juega.
-¿Y Joel te ha pedido que lo acompañes?
-Sí. Él me gusta demasiado y por eso acepté venir acá. Me da gusto verte bien.
-No sé si creerte.
-Oye, yo lo lamento mucho. Me comporté como un idiota engreído y no debí tratarte así.
-Ya déjalo así, Iván. El pasado no puede cambiarse.
-Soy responsable de lo que sucedió.
-Es un poco tarde para que te des cuenta.
-Lucas, esto es a petición de Joel y Benjamin.
-Entonces, ¿estás obligado a esto?
-¡No! He cambiado porque el chico que amo me lastimó una vez, y fue lo más doloroso. Entonces me vino a la mente lo que pasó entre los dos.
-Yo supe de lo ocurrido porque Miguel me lastimó también.
-A propósito: me enteré que ahora son novios.
-Sí, lo somos.
-Me alegro mucho por ti y por él. Se merece un buen chico como tú.
-Gracias, Iván. Creo que tú también lo mereces. Joel es el indicado para ti.
-¡Lo sé! Tanto en la cama como en la cocina es increíble. Sus besos me fascinan y su piel también.
-Entonces, ¿ya has estado con él?
-Sí. Esto no es espontáneo. Sin embargo, él no se atreve a aceptarme como su pareja.
-Bueno, es cuestión de paciencia. No puedes obligarlo a amarte de la misma forma que tú a el.
-Tienes razón. Bueno, ya debo irme. Me están esperando.
-Cuídate mucho, Iván.
-Tú también, Lucas.
Él se va corriendo hacia el exterior. Caminé hacia el hostal-estaba cerca de las canchas-. En su mirada, pude ver que su orgullo totalmente destrozado lo ha lastimado demasiado y ha revelado su lado más amable. Ha cambiado bastante.