Capitulo 6. El atún

—¡La cena!—Gritó Amunet. Dejaron de jugar a las cartas y bajaron rápidamente. —Aquí tenéis vuestras raciones de pizas.

—¡Atún!—Gritaron Ilonka y Edith.

—Ha sido un grave error darles atún y lo sabes—Dijo Melody.

—Correré el riesgo—Dijo Amunet. Lyra, Yuko y Melody se miraron entre las tres antes de comer, sabían que no era buena idea, pero decidieron olvidarlo y comieron sus raciones.

Al día siguiente, 30 de septiembre del 2019, el cielo estaba nublado pero no parecía que iba a llover, era un buen día para pasear en el pueblo.

—¡Levantaos escoria! ¡Ya han llegado las hermanas mágicas!—Ilonka gritó mientras iba pasando en el pasillo junto con Edith.

—¡Y han vuelto para ayudaros con su magia!—Bajaron a bajo.

—No puede ser… otra vez no…—Lyra se tapó

—¿Qué les pasa?

—El poder del atún les ha afectado—Respondió Melody.

—Se creen que son hechiceras y ayudan a todas las personas que lo necesitan, puede parecer algo bueno pero créeme, no lo es—Dijo Lyra.

—Muy bien hermana, ¿qué tal si utilizo mis poderes mentales para preparar el desayuno?—Preguntó Ilonka en la cocina.

—No hay problema hermana, yo adivinaré el futuro de hoy con ésta piedra. La cogi en la cueva de las ilusiones, es mágica—Dijo sentándose en el suelo en frente de la piedra.

—¿¡Que os apetece desayunar?!—Todas se despertaron, incluidas la madre de Sally y Amunet. —¡Marchando el desayuno!

—Pero si no he dicho nada—Dijo la madre.

—¿Has pensado en el desayuno?—La madre aceptó. —Pues ya lo has dicho todo.

—Vamos a tener que seguirles el rollo… otra vez…—Dijo Yuko en la puerta. Bajaron todas a la cocina.

—¿Por qué os pasa esto? ¿Es por el atún?—Preguntó Sally.

—No sé a qué te refieres, nosotras estamos muy bien.

—Eh Ilonka, ya he visto el futuro, ¡vamos a tener un día super genial!

—¿Cuántas veces han hecho esto?—Preguntó la madre.

—Sesenta y uno si contamos esta.

—¿Tantas? ¿Y siempre han actuado así después de comer atún?

—Hubo una temporada que no les pasó nada—Dijo Yuko.

—Esa temporada dejaron de llevar ese atún y trajeron otro de otra marca.

—Y estuvieron así hasta hoy—Dijo Lyra.

—¡Vamos a comernos el mundo!—Gritaron Edith e Ilonka.

—¿A dónde vais?—Preguntó Amunet.

—Vosotras quedaos aquí disfrutando del maravilloso desayuno que os hemos preparado, ¡nosotras iremos en busca de personas que necesiten nuestra ayuda!

— Y animales, por supuesto. Las hermanas mágicas se despiden, ¡vamos a la aventura!—Gritó Edith.

—Miranda, siento mucho todo esto, pero ¿dónde has comprado la pizza?

—En la tienda de la pasta, se llama Pastas mil, está a dos calles de aquí.

—¿Vamos a resolver el misterio del atún? Edith se lo va a perder—Dijo Lyra.

—No vamos a hacer nada, vosotras desayunad, yo voy a hablar con el de la tienda.

Amunet salió de la casa y bajo las dos calles, ahí estaba la tienda, Pastas mil, era una tienda que tenía dos servicios, pero solo tenían productos hechos con cualquier tipo de pasta.

—Buenos días señora, ¿desea reservar mesa para comer? ¿O quizá prefiera cocinar usted misma con alguna de estas ricas y deliciosas pastas?—Preguntó el señor con bigote rojizo.

—No he venido a comprar ni tampoco a comer, necesito hablar con el cocinero.

—Cualquier queja que tenga, debe formular el cuestionario—Se lo entregó.

—No tengo ninguna queja, es solo que quiero preguntarle de donde ha sacado el atún de la pizza. Ayer dos de mis hijas comieron atún y necesito saber qué clase de atún es.

—Como quiera. ¡Georgio! ¡Una señora pregunta por ti!

—¿Una señora?—Sacó su cabeza calva para ver quién era. —¿Que necesita señora?

—¿De dónde sacáis el atún?

—¿Por qué lo pregunta?

Mientras tanto, Edith le señalaba el niño que había visto en la piedra, era un niño de 6 años más o menos, estaba sentado en un banco del parque a punto de llorar.

—¿Qué te pasa niño? ¿Estás bien?—Preguntó Ilonka al acercarse con Edith.

—¿Quienes sois?—Preguntó con los ojos a punto de llorar.

—Somos las hermanas mágicas, nosotras tenemos poderes ¿sabes? Te podemos ayudar.

—No hace falta que nos digas lo que te pasa, ¡ya lo sé! Esos de ahí no te dejan jugar ¿verdad? No te preocupes, les vamos a dar una lección.

—¿Como lo has sabido?—El niño empezó a ponerse contento.