Capítulo 25: La reunión (Parte 2)

Parte dos del maratón, disfruten!

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—¿Nadia? —Pregunta para estar seguro de que el olor a vampiresa que olfateo fue el mismo que el que desprende Nadia.

—¡Marcos! ¿De verdad eres tú? —La voz de Nadia hizo que Kayla también salga del escondite para ver cómo la vampiresa se lanzaba a los brazos del licántropo quien la agarro en sus brazos para así, formar un fuerte abrazo cargado de sentimiento.

—¡Por la diosa, Nadia! ¿Qué haces aquí? —La pregunta fue lanzada por el pelirrojo cuando soltó a la vampiresa.

—Eso te pregunto a ti, yo estaba… ¡Kayla! —Dejo el orden de sus palabras atrás para ir a donde la licántropa y estrecharla entre sus pálidos brazos.

—Oh, Nadia, amiga mía, que bueno que estás aquí —Expreso con sinceridad a su vampiresa favorita.

—¿Dónde más podría estar, en el castillo esperando a que mi hermano vuelva con mi padre? —Su voz, con toque de ironía y gracia hizo la pregunta luego de separarse de los brazos de su amiga.

—¿Aidan está aquí? —Interviene el único varón acercándose a ellas, sintiéndose bien al saber que también el vampiro estuviera presente.

—Sí, vino con mi padre y la Consejera Real, una vampiresa que me cae fatal —respondió un poco fastidiada girando los ojos.

—¿Por qué? —pregunta Kayla confundida.

—Es que ella se trae algo entre manos, se que nos oculta algo y que no es nada bueno —explica convencida de lo que dice; la voz de Marcos cambia el tema.

—¿Quiénes más están en la reunión? —Se le nota pensativo tratando de hacer cálculos mentales.

—Pues, están mamá, papá, y el tío Ángel, de parte de los licántropos —responde la rubia teñida de rojo.

—De parte de los vampiros, están mi padre, Aidan y la consejera —Continua diciendo Nadia.

—¿Y de las brujas? —Los tres se quedan unos segundos pensando por la pregunta del chico.

—Pues, deben estar Brenda y Yindy —Piensa Nadia en voz alta.

—Pero son tres representantes por especie ¿Quién más va a ir?

—Quizá Daniel —Sugirió Kayla en un susurro medio distraído.

—¡Casi se me olvida! —Interrumpe Nadia el hilo de pensamientos de la licántropa—, tengo que decirles algo importante, es sobre las muertes que sucedieron en los distintos territorios —El silencio de sus amigos le indica que puede continuar—, Aidan tiene la teoría de que las muertes… —Se calla abruptamente como si algo llamará repentinamente su atención —Huele a licántropo —dice de repente.

—Estas al lado de dos licántropos ahora mismo —Menciono Marcos de la forma más obvia posible.

—No es eso —Nadia se comenzó a frustrar por no saber expresar lo que quería—, es que…

—Es diferente —Le interrumpió Kayla, para luego fijar su vista en la vampiresa, ambas se dieron a entender.

—Se acercan, hay que ocultarse —Susurro Nadia agachándose junto con la licántropa, para luego, Nadia halar al pelirrojo de un brazo para que también se agache y Kayla le indico que se callara.

Marcos no entendió la actitud de ninguna de las dos, iba a protestar, sin embargo el olor que mencionaron anteriormente las chicas se hizo presente en sus fosas nasales, ellas tenían razón, olía a licántropo, pero diferente, nunca había olido un olor a licántropo como ese, era… putrefacto, lo único a lo que se asimilaba era el olor que percibió luego de encontrarse con Nadia hace unos días.

—¿Todas las puertas están cerradas? —La voz masculina se hizo presente unos segundos después, se escuchaba un poco ahogada, como si algo impidiera que la voz saliera con normalidad.

—Sip, todo está listo —Una segunda voz, también masculina e igualmente ahogada, pero más juvenil y relajada se hizo presente.

—Bien, porque tenemos unos polizones —Volvió a decir la primera voz.

Los tres se miraron, reflejando miedo y susto mezclado con un poco preocupación, y esas miradas en micras de segundos fue más que suficiente para que los tres salieran corriendo al darse cuenta de que los habían descubierto.

No pudieron dar más de dos pasos, sus piernas fallaron haciéndolos caer al piso de manera abrupta, la tierra impacto rudamente con sus rostros y ropas; se quedaron inmóviles, sin saber que estaba pasando, no podían mover sus extremidades, ni emitir ningún tipo de ruido.

Mientras escuchaban dos pares de pies cubiertos por botas negras caminar hacia ellos más rápido les latía el corazón y también iban perdiendo el conocimiento lentamente, sintiendo sus párpados pesados, sus sentidos adormecidos y como su corazón comenzaba a palpitar tan lentamente que parecía imperceptible.

—Tres objetivos listos, solo nos faltan dos.—¿Nadia? —Pregunta para estar seguro de que el olor a vampiresa que olfateo fue el mismo que el que desprende Nadia.

—¡Marcos! ¿De verdad eres tú? —La voz de Nadia hizo que Kayla también salga del escondite para ver cómo la vampiresa se lanzaba a los brazos del licántropo quien la agarro en sus brazos para así, formar un fuerte abrazo cargado de sentimiento.

—¡Por la diosa, Nadia! ¿Qué haces aquí? —La pregunta fue lanzada por el pelirrojo cuando soltó a la vampiresa.

—Eso te pregunto a ti, yo estaba… ¡Kayla! —Dejo el orden de sus palabras atrás para ir a donde la licántropa y estrecharla entre sus pálidos brazos.

—Oh, Nadia, amiga mía, que bueno que estás aquí —Expreso con sinceridad a su vampiresa favorita.

—¿Dónde más podría estar, en el castillo esperando a que mi hermano vuelva con mi padre? —Su voz, con toque de ironía y gracia hizo la pregunta luego de separarse de los brazos de su amiga.

—¿Aidan está aquí? —Interviene el único varón acercándose a ellas, sintiéndose bien al saber que también el vampiro estuviera presente.

—Sí, vino con mi padre y la Consejera Real, una vampiresa que me cae fatal —respondió un poco fastidiada girando los ojos.

—¿Por qué? —pregunta Kayla confundida.

—Es que ella se trae algo entre manos, se que nos oculta algo y que no es nada bueno —explica convencida de lo que dice; la voz de Marcos cambia el tema.