Carta N°22:Hasta el último latido

Me regalaste felicidad, alegría, amor del más puro.

Fui tu esposa por diez años.
No pude darte hijos, a pesar de haberlo deseado tanto.
Sé cuánto deseabas ser padre.
Sé que intentaste fingir que todo estaba bien después de que el médico nos dijo que jamás podría ser madre.

Te quedaste, aun así.
Hiciste de cuenta que nada pasaba.
Permaneciste a mi lado cinco años más.
Me abrazaste en cada silencio.
Sonreíste para darme consuelo, aunque tus ojos lloraban en secreto.

Hoy te escribo una última carta.
No porque haya dejado de amarte, sino porque siento que ya no puedo seguir cargando con tanto dolor.

Durante años creí haber sanado.
Me mentí a mí misma.
Pensé que el amor todo lo curaba, pero hay heridas que nunca cierran del todo.

La depresión ha vuelto.
Ese vacío tan profundo que conocés tan bien.
Y esta vez siento que me arrastra con una fuerza que no puedo combatir.

Perdón, mi amor.
Perdón por no haber sido más fuerte.
Perdón por dejarte esta tristeza.
Sé que te voy a romper el corazón, y eso me duele más que mi propio sufrimiento.

Te juro que intenté.
Te juro que quise seguir.
Pero me cansé de fingir que estaba bien.
No lo estoy. No lo estuve nunca del todo.

Hoy, en el día de mi cumpleaños, decido rendirme.

Tengo en una mano un bolígrafo con el que intento despedirme de la persona que me amó más de lo que merecía.
Y en la otra un frasco lleno de pastillas.

Mis antidepresivos sí servirán de algo después de todo.

Dejo sobre la cama el cofre que guarda todas mis cartas para vos.
Para que sepas cuánto te amé, cuánto te amo.
Para que encuentres en mis palabras todo lo que quizá no fui capaz de decirte en voz alta.

Gracias por haberme elegido.
Gracias por haberme amado incluso cuando yo no podía amarme a mí misma.

Te amé, te amo y te amaré por la eternidad.
Y si existe otra vida, si existe algún rincón del universo donde las almas se reencuentran… ahí estaré, esperándote, como vos me esperaste a mí.

Por siempre tuya,
Amelia