8. Graduación.

La ceremonia se llevará acabo por la tarde, seríamos unos dos mil alumnos que nos graduabamos, entre pedagogos, arquitectos, psicólogos, y más licenciaturas.

Sacando mis ahorros para este día tan especial, llamé a mi ex cuñada, que es estilista para que viniera a ponerme elegante, ella sin dudarlo accedió a venir; eran las nueve de la mañana y el café estaba listo junto a las galletas de mantequilla que tanto le gustan, sonreí satisfecha, tenía un año sin verla, desde que me divorcié de su hermano... Llamaron a la puerta. 

Apurada y nerviosa fui a abrir, Lupita traía dos cajas, una más grande que la otra - ¡Hola! ¿te ayudo? - saludé, ella asintió sin quitar la sonrisa que le causó mi cara de sorpresa - gracias - respondió una vez que le quité una, la coloqué en la cama, estaba envuelto en un papel lustre color lila, daba la impresión de ser un obsequio - Es un regalo de Mariano - susurró, aparté la mirada de la caja y la miré atónita - ¿Cómo? - sonrió apenada - ¡oh, galletas! - se desvió, me reí, esa era su manera de evadir las preguntas, tomamos asiento y tomamos el café - entonces... ¿qué se siente graduarte de la universidad? - preguntó animada - no sé, la graduación es importante, y supongo que me siento satisfecha, pero, lo verdaderamente emocionante es lo que sigue después de esto - suspiré con la idea de trabajar en Francia, seguía siendo una enorme ilusión, Lupe sonrió - ¿y qué es lo que sigue? - tomó su café atenta a mi respuesta, ¿debería contarle sobre mi trabajo? - lo que sigue, es trabajar, conseguí un empleo para ser niñera, pero antes debo tomar un diplomado en atención médica - evité mencionar el lugar - ¡Qué emoción! Pocas veces se consigue trabajo después de la graduación, me da gusto por ti - sujetó mi mano unos instantes y luego tomó su último trago de la taza - bien, vamos a empezar - se levantó a tomar su caja de materiales, colocó a mi lado unas sombras, un peine, un cepillo, rimel, delineador, esmaltes, rizador y muchas cosas más; dejé que siguiera en lo que hacía y rellené ambas tazas, coloqué más galletas en el cuenco antes de volver a mi lugar.

Lupita hizo una coleta alta, con varios careles cayendo a mi lado, incluso colocó una diadema con pequeñas perlas. El maquillaje, por otro lado, estaba a juego con mi vestido rojo, mi cuerpo no tenía curvas pronunciadas, pero mi cadera relucía, me han comentado que mi cuerpo se parece a una pera.

Me sentí agradecida al mirar mi reflejo, me veía muy linda, en eso escuché un "click" de la cámara de Lupe, la observé expectante - quedaste muy hermosa - me reí, sabía qué haría con esa foto. Nos despedimos, le pagué por su servicio y  me encaminé a la habitación de mi padre - ¿ya estás listo? - pregunté tocando la puerta, él no pudo ocultar una lágrima rebelde - te ves igual a tu madre - lo abracé hasta que logró recuperar la postura - ¿vamos? - sonreí - vamos - sonrió. 

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Todo fue hermoso, la ceremonia, el baile, la cena; como no tengo amigas, sólo algunos hombres se nos acercaron a felicitarme por mi vestimenta y por nuestro mutuo logro, algunos hacían bromas sobre "la nerd que se volvió princesa", así eran ellos, unos patanes disfrazados de galanes, mi padre ocultaba su molestia devolviendo las bromas diciendo "una bella mujer, también tiene cerebro", o algo más fuerte como "la cabeza pequeña no va entre las piernas"; aquí es donde agradezco tener a un padre que sabe como defenderme sin usar violencia ni tratar de esconderme.

"¡Felicidades a los graduados por su inmenso éxito!"

Gritaban los profesores, sin embargo, el asesor se acercó a nosotros en completo silencio y acompañado de los señores Galarza. 

Presenté a mi padre, y dialogamos los siguientes planes, el curso de primeros auxilios y el diplomado de atención médica, un mes más y me marcharía a Francia; el vientre de la señora Veatriz se notaba, daba la impresión de tener más de seis meses, pero, en realidad no era así. 

Me sentía en las nubes, y pensé en mamá...

"Mamá, espero que estés orgullosa de la mujer en la que me estoy convirtiendo".