Sipnosis

" El deseo es el primer paso para que suceda la magia"

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Pequeño vistazo

—Desnúdate —exigió.

—¿Por qué tendría que hacerlo? —pregunté sintiendo su respiración en mi cuello.

—Porque te lo ordena la dama roja —deslizó su labio inferior por mi espalda descubierta—. Hazlo o tendré que hacerlo por ti.

—Gritaré si no te alejas... —le advertí nerviosa, sus manos acariciaron mis brazos desnudos haciéndome estremecer.

Sentí un escalofrío extraño que recorrió todo mi cuerpo.

Uno que quería que ella siguiera; mi órgano sexual y mis hormonas traicionándome.

—Oh, gritarás —comenzó a bajar mi braga, rozando y tocando mis suaves piernas para comenzar con el juego, y satisfacerse—. Pero de placer, hasta pedirme más y llegar al clímax.

Perdí mi compostura, y en ese momento algo más que mi dignidad.

—Que delicioso sentirte —susurró cerca de mi rostro, viendo mi reacción ante las caricias que le daba a mi clítoris con sus dedos.

Mi corazón latió con fuerza.

Quería más, pero era inapropiado. No podía perder mi virginidad con una mujer que apenas conocía.

—Oh, por favor...

—¿Quieres que me detenga? ¿Huh? —sólo pude cerrar los ojos esperando la tortura que me haría, me removí esperando que continuara—. Sabes que eso no sucederá.

—Te lo suplico...

—Pídeme que entre en tí, pídeme más... —dijo bajando su cara por mi cuerpo. Jadeé sintiendo su respiración y su aliento caliente rozando mi vientre hasta mis senos, era como si tocara mi piel sin hacerlo—. Complace mis deseos más oscuros, hazme querer darte tan duro como nunca antes se lo hice a alguien más.

Era tan excitante.

Lo único que logré hacer con mi cabeza fue asentir, gimiendo. Mientras metía sus dedos adentro de mí, y los sacaba haciéndome soltar gritos agudos.

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Aira recibe un obsequio de parte de su abuela, un libro repleto de cuentos clásicos, ciertamente amaba leer... hasta que algo sumamente extraño pasa cuando empieza a leerlo.

El libro la succiona.

Y la lleva dentro de las historias.

Aterrada, se da cuenta que sus historias favoritas son escandalosas y muy retorcidas a cómo alguna vez se las contaron, pero eso no la detendrá ante nada hasta encontrar una salida de aquella dimensión.

Ni siquiera aquella dama de armadura roja podrá detenerla en el camino.

A menos que ella caiga ante sus pies y su mirada.

Ella sólo puede calmar la llama de su locura cuando ella está en medio de cada problema.

Las dos se verán envueltas en la pasión y el deseo.

¿Sería capaz el amor de transformarse en locura para separarlas?

¿Logrará encontrar la forma de salir del mágico mundo de los cuentos clásicos? ¿O se quedará consumida por el deseo?