Capítulo Doce

Las clases se volvieron a retomar después del descanso navideño.

Kai tuvo que soportar que otros cuestionaran su trabajo, incluso en sus propias clases, ahí estaban, sentados observando las reacciones que mostraba ante sus alumnos y su forma de tratarlos.

Tampoco en su despacho lo dejaban demasiado tranquilo, pues estaba obligado a responder preguntas estúpidas que no hacían más que aumentar su molestia, pero nunca sin llegar a perder la cabeza. Respetaba la política de la universidad, pero no la entendía, menos sabiendo que no tenían ninguna prueba contra él.

Kai les había dicho que llevó a Kyungsoo donde él le pidió y lo dejó allí, no se preocupó más. Pero el hecho de que Jackson lo viera semidesnudo al lado de su coche y que el chico entrara dentro parecía ser prueba suficiente para sospechar todavía más.

Y no iban mal desencaminados.

Al margen de que su vida laboral estaba siendo cuestionada, no solo por su supuesta relación con un alumno, sino también por la agresión a otro, lo único que le importaba era Kyungsoo. Había dejado de asistir a sus clases y apenas lo veía por los pasillos. Ravi estaba preguntando al resto de profesores sobre su posible carácter y comportamiento en sus clases y eso le enfurecía. Él no conocía a Kyungsoo; era imposible que él sedujera a los demás porque estaba seguro de que lo amaba a él, solo a él... Al menos hasta que lo rechazó.

Aún tenía pesadillas de ese momento. Se levantaba en plena noche completamente sudado y jadeando su nombre en la oscuridad. Le dolía pensar en las lágrimas que había derramado en el coche por su culpa y solo esperaba que todo acabara en unas semanas, si tenía suerte.

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Kyungsoo tampoco lo estaba pasando bien. Después de pasar las Navidades encerrado en su habitación llorando por esa maldita relación, lo único que tenía claro era una cosa: Kai era un cerdo.

Estaba seguro que después de conseguir un buen polvo con él; de permitirle hacerle cosas que jamás hubiera pensado, se cansó de él y lo dejó a un lado alegando que solo debían ser “profesor y alumno”. Pero a pesar de eso no podía quitarse de la cabeza y de su corazón el profundo sentimiento que sentía hacia él.

No quería volver a pisar las clases del profesor Kai y procuraba no encontrarle en los pasillos. Vigilaba buscándolo y, cuando lo encontraba, trataba de esconderse o daba media vuelta para no verlo.

Los exámenes estaban a la vuelta de la esquina y le vino bien centrarse en algo que no fueran sus sentimientos destrozados. También tenía a Baekhyun en el que se apoyaba cada vez que los recuerdos afloraban. Su amigo le proponía innumerables veces buscar un reemplazo para Kai pero Kyungsoo rechazaba la idea sin pensarlo siquiera. No quería un reemplazo; a pesar de querer odiarle con todas sus fuerzas, en el fondo, seguía amándolo.

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Unos golpes en la puerta hicieron que Kai levantara la cabeza extrañado. Era demasiado tarde para las tutorías y no tenía previstas más visitas.

―Pase.

Baekhyun abrió la puerta del despacho y la cerró tras de sí. Llevaba un pantalón lo suficientemente pegado para provocar un ataque a cualquier hombre y la camiseta no debía haber costado demasiado teniendo en cuenta la poca tela que habían usado.

―Las tutorías han acabado jovencito.

―Me preguntaba si podría darme una privada, profesor ―dijo él acercándose y apoyando las manos sobre el escritorio. Eso le hizo recordar a Kyungsoo. Cerró los ojos y apartó la cara. Tenía que dejar de pensar en él.

―Le pido que salga de mi despacho.

―¡Vamos, profesor! Lo pasaremos bien. No hay nadie cerca y seguro que se le ocurren una o dos cosas para hacer aquí ―replicó guiñándole.

Kai se puso de pie y lo cogió del brazo. Se lo acercó a él lo suficiente como para que Baekhyun tuviera que alzar su cuello para mirarlo a los ojos.

―Fuera. ―Baekhyun hizo un mohín y llevó su mano hasta la entrepierna de él. Le apretó su pene y comenzó a acariciarlo para que se pusiera duro.

―Lo apartó lo suficiente como para conducirlo hasta la puerta del despacho.

―Primero, yo no soy de esos. Y segundo, ya estoy enamorado de alguien.

Abrió la puerta y se encontró a dos hombres parados frente a él. Miraban más a Baekhyun y a su mano agarrando el brazo de él que a Kai.

―¿Enamorado de Kyungsoo? ―preguntó Baekhyun sonriendo.

―¿Qué es lo que pasa aquí? ―inquirió Kai.

―Lo siento, profe. Tenía que asegurarme de que no era de los que se aprovechan de sus alumnos y, cuando lo han conseguido, los abandona.

Kai frunció el ceño. No le gustaban las bromas, y menos a su costa.

Baekhyun se volvió hacia los hombres y les susurró algo tras lo cual desaparecieron del pasillo. Se volvió hacia él y su carácter divertido y afable cambió por completo.

―Tenemos que hablar de alguien en común.

―No hay nada de qué hablar ―dijo entrando de nuevo a su despacho. Baekhyun lo siguió y cerró la puerta.

―Yo creo que sí. Me gustaría saber el motivo por el que lo rechazó. Acaba de decir que lo ama.