Falsa dulzura

Maximiliano se consideraba a si mismo detestable, y no estaba muy alejado de la realidad; con poca capacidad para socializar, aburrido, amargado la mayor parte del tiempo, siendo un gato el único amor de su vida, Max aceptó hace tiempo que prefería el silencio que la soledad le entregaba.

Celine no imaginó que en sus intentos desesperados por salvar lo único importante que tenía en la escuela, terminaría cayendo en las telarañas del chico más desagradable que había conocido, que la odiaba sin ni siquiera conocerla.

Pero algo cambia de golpe, intercambiando los papeles. Él la comienza a tratarla muy bien, y ella no sabe qué hacer, solo preguntarse si había logrado alcanzarlo.

Pero no había ninguna buena intención en él, y ella se enteraría demasiado tarde.