23 Furia

Volver a Danville fue un poco extraño para Esteban, aunque ya extrañaba estar en su casa con su mamá. El intercambio de lugar entre ambos hermanos se había terminado, y por fin podía volver a su antigua pero tranquila vida.

Isaac había vuelto con ellos, aunque muy a su pesar quería quedarse con Christopher en Nueva York. Erik habló con él para que hablara y le explicara que su pareja era Christopher y no Esteban.

Después de la noticia que recibieron de parte del teniente Stevens sobre el atentado a los padres de Christopher, ambos hermanos, junto a todos los involucrados, decidieron dar a conocer que se conocían a la prensa y dejar que el ojo público este sobre ellos en estos momentos, pues según Romina y el mismo teniente, que se nos coloque en el radar mediático nos daría una ventaja para lo que vendría. Luke ya había contactado con una cadena de televisión pequeña pero que serviría para el propósito.

Miriam tuvo mucho miedo, al igual que Celeste. Ambas pensaban que la persona que estuviera detrás de todo esto no tendría escrúpulos para volver a matar si así conseguía lo que quiere. Pero para consternación de todos, Christopher se había negado a seguir los consejos y se había encerrado en si mismo.

El lunes, Esteban volvía una vez más, después de un mes de ausencia, a clases. Douglas y compañía no se le acercaba ni un poco a él o a Celeste. Todo el mundo ya no lo veía igual que antes. Donde antes encontraba miradas de lastima, burla o asco, ahora ve miradas de respeto, miedo o admiración.

Además, la presencia de Isaac como su guardaespaldas llamaba fuertemente la atención de muchos estudiantes más.

— ¿Siempre es así? —Preguntó Esteban, una vez ingresó a los pasillos de la escuela.

—Pues… Desde que mostraste tu familiar a todos y ahora te juntas con el hijo alfa del alcalde, pues sí. Eres muy popular—. Celeste le respondió a su amigo, a lo que el se avergonzó un poco pero siguió caminando de manera segura. Ya no bajó la mirada al piso, ya no tembló cuando alguien se le acercó, ya no tenía miedo.

Para Celeste todo el intercambio le resultó extraño, lo entendía perfectamente, pero era extraño al fin de cuentas. Pero no por ello significa que no fue necesario. Ahora este chico que caminaba a su lado caminaba seguro y feliz consigo mismo, porque sabía que no caminaba solo, ahora tenía amigos nuevos, una familia más grande y un pretendiente que daría la vida por él, porque ahora cuando caminaba y se veía en una superficie reflectante veía su reflejo.

Una vez los tres chicos se dividieron para sus clases, Isaac con un leve saludo se fue para la de ellos. Celeste y Esteban se sentaron juntos para la nueva clase de este año: Historia de la Magia y el Maná.

Cuando todos estuvieron presentes y la profesora ingresó, clase comenzó. A profesora era una mujer corpulenta y de facciones toscas, ojos color café y cabello rizado. Su sonrisa y su postura gritaban autoridad y respeto.

—Buenos días jóvenes. Soy Clarisa Fardel y seré su profesora. Cómo sabrán por su calendario escolar, hoy comenzaremos a dar clases de Historia de la Magia y el Maná. ¿Alguien de aquí sabe que es el Maná? —Cuestionó a la clase a lo que una compañera del frente levanto la mano.

—El maná es la energía que poseen todos los objetos que constituyen el universo, tanto seres vivos como no vivos.

—Correcto, eh… —hojeó la lista— Señorita Rose. El maná es la energía natural presente en todo lo que conforma el universo. Por ejemplo, cuando nosotros creamos un hechizo de fuego, lo que estamos haciendo es aprovechar el maná de ese elemento para obtenerlo y manejarlo. Es un poder realmente aterrador si lo piensan detenidamente. ¿Qué limitaciones observamos como respuesta a utilizar maná? —.

La misma niña de antes levantó la mano: —Cada persona nace con una limitante a la capacidad de utilizar el maná, es decir, son afines a ciertos componentes o elementos y acciones. Por ejemplo, cada mago está ligado a un elemento y su magia gira en torno a ese elemento—.

—Aunque también hay magos que son afines a más elementos, yo por ejemplo. —Interrumpió Douglas, a lo que la profesora solo lo miró y asintió.

—En realidad, todos los magos somos afines a los cuatro elementos o sus combinaciones. Solo que nacemos más afín a uno, es decir, a nuestro elemento base. —La profesora se puso a escribir en el pizarrón las palabras: Maná-Elementos-Elementos Base-Familiares-Magia.

—Bien, repasemos de nuevo. Ya establecimos que es el mana, los elementos a los que los elementos que existen y los elementos base de cada mago. Ahora hablemos de los familiares. ¿Quién, aparte de Rose, sabe que son los familiares? —Pregunto la profesora Clarisa, a lo que para mi sorpresa fue Celeste quién levantó la mano.

—Los familiares son seres a los cuales nuestra ala está ligada. Un familiar, en resumen, es un ser mágico con el cual corpa timos alma y conciencia además de magia—.

—Muy bien, ¿Alguien que quiera aportar algo más? —Preguntó a todos en la clase.

—Hay de dos tipos, los familiares fantásticos y no fantásticos. Los no fantásticos son aquellos que podemos encontrar en nuestro planeta, que existen. En cambio los fantásticos son aquellos familiares que no existen en este mundo, solo como familiares, como el Dragón de Esteban. —Rose volvió a responder. Ganándose una mirada frustrada de la profesora y una de enojo por parte de Douglas.

—Bien, eso es cierto. Me alegro que todos tengan bien establecido las bases de lo que son los puntos en la pizarra. Ahora vamos a dar un poco de historia sobre todo esto. —Dicho esto, la profesora comenzó a escribir en la pizarra los temas que comenzarían a tratar durante el año.

Esteban, al día con sus clases gracias a Franco, pensó en su hermano que también debía estar en clases en estos momentos. Recordó la charla que tuvieron el domingo antes de viajar:

—No puedes buscar justicia por mano propia, Chris. —Le dijo Esteban, parado frente a su hermano que estaba hojeando carpetas de finanzas de la empresa.