Episodio 16.2

Nos detenemos junto al coche. La abrazo con fuerza por la cintura. La miro fijamente a los ojos durante unos segundos y, en voz baja, le digo:

— Eres solo mía. ¡No te voy a dejar ir!

— Estás celoso... — empieza ella, pero no la dejo terminar, me acerco y la beso en los labios con intensidad, dejando que mis sentimientos tomen el control. No sé qué me está impulsando, pero sé con certeza que no puedo detenerme. Es una mezcla de celos y miedo a perderla.

Nos separamos por un momento, pero no quiero soltarla.

— Ilonka, qué increíble eres, — digo abrazándola con más fuerza.

— Davide, — susurra mi nombre con tanta suavidad que mi corazón late más rápido. — Me haces perder la cabeza.

Estas palabras solo incrementan mis emociones. Quiero estar cerca de ella más que nunca.

— ¡Vamos! — digo, tratando de calmar mi excitación, y la ayudo a subirse al coche.

Mientras vamos de camino, hablamos de cosas pequeñas, nos reímos, pero esas conversaciones tan sencillas tienen un significado especial porque estamos juntos. Ilona es alguien que puede hacerme reír incluso en los momentos más complicados.

Al llegar a mi casa, aparco el coche de manera que el guardia no nos vea. La ayudo a salir del coche y la levanto con cuidado, no queriendo subir al segundo piso. Me dirijo con ella al dormitorio en la planta baja.

En la habitación, ubicada en una torre redonda, siento el calor de su presencia cerca de mí. La abrazo con suavidad, y en cada movimiento siento que se ha convertido en parte de mí.

— Davide, estamos yendo demasiado rápido... — susurra, temblando ligeramente.

— Ilonka, — le susurro, besándola suavemente — queremos esto los dos. No debemos contenernos. Te has convertido en mi mundo, y quiero estar contigo aquí y ahora.

Ella vuelve a susurrar mi nombre, y siento cómo cada parte de su cuerpo responde a mis acciones. Es un momento que es difícil de describir con palabras, pero siento que todo está sucediendo como debe ser. En sus ojos veo todo lo que nos une.

Seguimos permaneciendo en esta armonía, y aunque no hemos dicho todas las palabras, siento que nos entendemos completamente.