Capítulo 33 - final

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“¿Cuándo lo perdimos todo? Aun te veo por el rabillo del ojo, ¿En qué momento lo jodimos y caímos? Siempre has sido tú, siempre has sido tú

Creí que nos amaríamos y envejeceríamos juntos. Sacas lo mejor de mí y yo lo mejor de ti. Me hiciste creer que podíamos hacer cualquier cosa, que nada era imposible.

Te dejaré ir por ahora, solo esta vez
Quiero casarme contigo, pero ahora no. “

Acerqué la caja naranja que Sunmi había dejado en la mesa para mí. Esta justo como la recordaba, sonreí de solo recordar lo adorable que había sido ese regalo. Abrí la caja y reí al instante ciertamente, “Jimin vaquita hacia al mundo mejor”.

— ¿No es adorable? – dije enseñándole la fotografía a Sunmi. Esta la miró con seriedad y siguió comiendo su helado. Era Sunmi, no me esperaba la reacción más entusiasta del mundo, así que solo reí por su reacción. – Gracias por recogerla – le agradecí a la castaña. – En ese momento no pude hacer más que irme de allí, olvidé todo.

— Está bien, supongo que no fue nada – le sonreí. – bueno, mira la hora - dijo está mirando el reloj de su muñeca. – esta tenía una actitud un poco sospechosa, pero lo deje pasar solo por que era la enana malhumorada y eso era parte de su personalidad.

— ¿Enserio tienes que ir a trabajar? – le pregunté sorprendida. Esta asintió. – Es Fin de semana dile a Kim que te de un día libre.

— En realidad, es mi día libre. – admitió esta. Pero no quiero dejarlos solos en estos momentos tan difíciles, aparte que no tengo mucho que hacer últimamente. Mi abuela se hace cargo de mis hermanos y bueno ya casi se acaban las clases. – asentí. – Supongo que prefiero invertir mi tiempo en algo ¿bueno? Supongo.

— ¿O tal vez alguien? – dije en forma sospechosa. La castaña se volvió un tomate al instante, sus adorables mejillas eran rojas y se podía ver que no podía evitarlo.

— ¿Qué? ¿Estás loca? – dijo en forma de burla. – No se de que hablas, yo solo trabajo allí y ¿sabes qué? Me es suficiente.

— Bueno si tu lo dices, pero debemos admitir que ese beso que te plantó aquella noche no fue la cosa más extraña y maravillosa que tu pudo haber pasado. – Sunmi me miraba como si estuviera hablando disparates. Esta comió con tranquilidad su helado mientras. - ¿No? – negó. Yo suspiré, ella probablemente era muy afortunada y no tenía ni la más mínima idea. Sin querer solo pude pensar en que esta hubiera sido otra historia si Jungkook hubiera hecho eso años atrás. – Eres de acero niña – la regañé. – pero la chica lo tomó como un cumplido.

— Es un don, que te puedo decir… - Sun sin dudarlo era una chica que tenía muchas capas, si era cierto su personalidad no era la más agradable de todas, pero si bastante interesante. – Tae y yo hablamos al respecto y ambos decidimos olvidarlo por el bien de nuestra amistad. – le sonreí. Lo crean o no a veces me veía reflejada en ella, era como si supiera que estaba a punto de suceder en su vida y la verdad no quería que la lastimaran, sé que ella decía que todo estaba bien, pero a esa edad la gran mayoría de las cosas te parecen bien, hasta las que no deberían serlo.

— Si tu lo dices… - había llegado el final de nuestra adorable charla, jamás creí que sería posible para mi estar en el mismo lugar que ella por más de cinco minutos. Pero supongo que eso era algo que agradecía mucho de esta nueva Hana o mejor dicha, la verdadera Hana. – Sunmi – esta levantó la cabeza para mirarme. – Mañana es el estreno de la obra escolar, los chicos participaran en ella y creo que les encantaría verte allí, les caíste muy bien ¿Qué dices? ¿Te gustaría venir? – esta se quedó pensativa por unos segundos. – Te prometo que no te arrepentirás, ellos son geniales – admití. En especial Jimin, obviamente hará un excelente trabajo.

— ¿A qué hora será eso? – Preguntó la castaña.

— Por la tarde como a las ¿cuatro? – esta seguí sin verse muy animada. - ¿Qué dices?

— Está bien, supongo que será divertido. – dí un pequeño salto de felicidad en mi asiento y empecé a hacer lo que yo llamaba “el baile de la victoria”. Sunmi me miró como si estuviera loca y se trató de esconder en su abrigo cuando las personas pasaban a nuestro lado. Solo reí por su reacción. – Creo que me iré antes que empieces a hacer algo peor. – esta se puso de pie y procedió a salir del lugar, yo la seguí un poco ofendida por lo que había hecho. La miré a lo lejos y pude notar como una pequeña sonrisa se le escapaba. Esta se despidió con su mano y desapareció por el umbral de la puerta. Estaba tan ansiosa por saber que era lo que nos deparaba el futuro.

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Me detuve en seco. ¿Qué pensaran los vecinos? la imagen de mi madre diciendo esa frase se posó en mis pensamientos. La verdad era que no me importaba ni un rábano partido por la mitad la opinión de los demás. Me acerqué corriendo hasta la entrada de mi casa y observé al chico de cabello precioso que sostenía un ramo de flores en la entrada. Este no dijo mucho ni yo tampoco, abrí la reja con rapidez y ambos entramos.